El 9 de agosto celebramos el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Una ocasión para reconocer la importantísima contribución de los pueblos indígenas a la innovación, la creatividad, el desarrollo sostenible y también la diversidad cultural.

Debemos promover el uso y la supervivencia de las culturas, tradiciones e identidades, conocimientos e idiomas indígenas. Asimismo, tenemos que proporcionar el acceso a la formación y conocimientos que permitan a los pueblos indígenas participar plenamente y en igualdad de condiciones en sus comunidades nacionales y en el ámbito internacional. Ninguna sociedad puede prosperar sin proteger, cuidar y fomentar su propia cultura (datos de la Unesco).

Hace unos días tuve la oportunidad de estar en la Pirámide del Sol y de la Luna, en Teotihuacán.

Lo que más me sorprendió fue saber que la Pirámide de la Luna colapsó en el 2009, cuando un arqueólogo extranjero saqueó de uno de los túneles las piezas que ahí estaban. Y que el túnel tuvo que ser rellenado con concreto, por lo que actualmente están desalineadas las escaleras.

Mi asombro no terminó ahí ya que el mismo guía nos dio a conocer que actualmente la Pirámide del Sol está siendo saqueada por el gobierno de Japón, y que las piezas que ahí se están encontrando son llevadas a ese país para su estudio, con el acuerdo de que cuando el gobierno de México lo solicite se le podrán prestar para alguna exhibición temporal. 

Al saber esto me puse a investigar y regresando  un poco más en las páginas de la historia, nos ubicaremos en 1989, cuando el presidente Carlos Salinas de Gortari instaló la Comisión Nacional de Justicia para los Pueblos Indígenas de México y encomendó la elaboración de una propuesta de reforma constitucional, que pugnara por el reconocimiento de sus derechos culturales. El texto fue aprobado el 22 de enero de 1992, y a la letra dice: La Nación Mexicana tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas. La ley protegerá y promoverá el desarrollo de sus lenguas, culturas, usos, costumbres, recursos y formas específicas de organización social. 

En Teotihuacán sólo algunos artesanos vendían flautas de barro hechas por ellos mismos;  las demás eran hechas de resina y traídas de  China. 
Es entonces cuando recuerdo que el Fondo de la Cultura Indígena tiene como sustento específico dar respuesta a las iniciativas culturales enfocadas a ampliar, difundir, preservar y valorar el patrimonio cultural indígena con base en las necesidades y demandas de las comunidades, autoridades tradicionales y organizaciones. Leyes escritas que no tienen funcionalidad.

México cuenta con 31 sitios inscritos en la lista de Patrimonio Mundial, de acuerdo a la Unesco. Contamos con cuatro Patrimonios Naturales y 27 Culturales; entre ellos, la Biosfera de Sian Ka'an, el Santuario de la Mariposa Monarca, Chichén Itzá y varios Centros Históricos en las principales ciudades coloniales de nuestro país.

Tenemos una enorme riqueza, esa que no puede ser usurpada. Porque la cultura pertenece  al pueblo. 

Y es precisamente en estos momentos, en estos contextos, donde la cultura desempeña su papel más importante. La cultura es ese unificador que fomenta el sentimiento de identidad, nos hace sentir esa identificación. Vivimos momentos de decadencia, de incertidumbre en los cuales sólo la cultura logra la cohesión de la sociedad.

El guía en Teotihuacán nos hizo la siguiente pregunta: ¿cuál es la diferencia entre conocimiento y sabiduría? A lo que respondí que el conocimiento lo adquirimos y la sabiduría es el conocimiento que transmitimos. Hoy en esta columna de opinión decidí compartir un poco de ese conocimiento y en la próxima compartiré la gran similitud de costumbres entre esa cultura y la maya.