Dictadura en la SEyC

El talante autoritario y la política de puertas cerradas de la Secretaria de Educación y Cultura, Marisol Alamilla Betancourt...

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El talante autoritario y la política de puertas cerradas de la Secretaria de Educación y Cultura, Marisol Alamilla Betancourt, ha elevado la tensión en el sector educativo y magisterial, donde las decisiones unilaterales impuestas a garrotazos por la funcionaria y su séquito de subsecretarios en contra de los trabajadores están a punto de crear un estallido de magnitudes desconocidas.

Y es que los nuevos mandos educativos que tomaron posesión apenas en la recta final del año pasado, están concentrados en “limpiar” la casa, sin importar si pagan justos por pecadores.

Pero al estilo de los capataces del porfiriato, Marisol Alamilla y sus achichincles aplican su ley pésele a quien le pese, y no aceptan ningún tipo de reclamos, so pena de despido.

El ejemplo más claro de ese autoritarismo opresor lo están sufriendo los profesores de contrato del programa de Inglés para primarias y preescolar, a quienes como castigo por hacer un justo reclamo por el incumplimiento de prestaciones laborales el pasado diciembre no les han renovado su contrato y están en la zozobra, mientras miles de niños de primaria y preescolar no están recibiendo la asignatura de inglés.

Al mismo tiempo, otra tempestad asoma con varias centenas de trabajadores administrativos a los que les recortaron sus compensaciones, los cuáles también están bajo amenaza de que si mantienen su postura combativa, serán despedidos.

Para rematar, los maestros despedidos por no presentar examen de permanencia y que se ampararon contra esta medida demostraron que siguen en pie de lucha y cuentan con el respaldo de un nutrido grupo de magisterio. 

Además de estos problemas, la SEyC aún tiene adeudos por cientos de millones de pesos con maestros estafados por la anterior administración, denuncias por abusos y despidos injustos de maestros de telebachillerato, y una serie de reclamos por fraude en el programa Escuelas al Cien, asuntos delicados que, en conjunto, son el caldo de cultivo perfecto para un conflicto mayor.

Marisol Alamilla no es una novata, pues ostenta una larga carrera burocrática en el área educativa y sabe muy bien que en el magisterio una chispita puede detonar una explosión, pues el gremio está bien organizado y sabe unirse cuando es necesario.

Por esa razón debe estar muy atenta por el racimo de inconformidades que están brotando en su patio y cambiar su política bélica, pues confrontarse con los trabajadores no la llevará a nada bueno. 

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