Las próximas autoridades municipales y los 25 diputados del Congreso estatal enfrentarán un panorama desalentador los siguientes tres años. Aun cuando asumirán en septiembre, deberán ocuparse en resolverlo desde el mismo 7 de julio (fecha de la elección) o cuando el árbitro electoral declare ganadores de manera oficial. Para entonces ya no valdrán las promesas, ni siquiera las firmas ante notario.

Algunos presidentes dejan desequilibrio político y financiero, permitido por muchos legisladores dedicados a levantar el dedo por conveniencia durante su gestión y que hoy buscan avanzar en su vergonzosa carrera. 

En Othón P. Blanco y Benito Juárez, las capitales política y financiera de Quintana Roo, la situación es casi caótica.

En Chetumal, Carlos Mario Villanueva fue un desastre. Tanto, que su futuro político está “en veremos”. El hijo del ya mítico exgobernador consolidó la anarquía dejada por su antecesor, Andrés Ruiz Morcillo, quien fue premiado sin merecerlo con un puesto en el gabinete tras dejar la presidencia. 

En los últimos años el municipio capitalino ha padecido la peor racha administrativa de su historia, acumulando deudas y obras públicas inconclusas. 

En Cancún, ni se diga. Benito Juárez está entre los cinco del país con mayor endeudamiento producto de saqueos imperdonables en las últimas administraciones. 

La obra pública es casi nula debido a las cantidades estratosféricas que deben pagarse a proveedores e instancias crediticias. Basta “pasear” por la periferia, Leona Vicario, Bonfil o Puerto Morelos para notar el abandono. 

La corrupción galopante quedó exhibida mediante “videoescándalos” en el ámbito nacional, lo cual exigirá investigaciones a fondo, peso por peso. Será una labor que centrará el foco en los órganos internos de control, transparencia y auditoría, todos con desprestigio monumental.

Ya en el contexto estatal, se padecen problemas de inseguridad, como los secuestros, las extorsiones telefónicas o los robos a casa habitación, todos con índices que sitúan al estado entre los peores de la nación.

BUENA SEÑAL… 
Autoridades del Instituto Electoral de Quintana Roo (IEQROO) intensificaron la promoción del voto en áreas donde se ha registrado mayor abstencionismo o nula participación. Caso ejemplar, en la zona limítrofe con Campeche, aún en litigio. El 4 de julio los trabajos fueron desarrollados en comunidades como El Tesoro, “Felipe Ángeles”, “Guillermo Prieto”, Dos Aguadas, “Josefa Ortiz de Domínguez” y Nuevo Veracruz. El asunto es claro: podrá votar quien acredite domicilio en el estado y tenga credencial vigente.

En paralelo se difunden cuáles son tipificados como delitos electorales y cuáles son las sanciones. Para ello el IEQROO informa que la FEPADE pone a disposición el correo [email protected] y el número 01 800 833 72 33. Denuncie.

MALA SEÑAL… 
En pleno “periodo de reflexión”, cuando el proselitismo está prohibido, muchos candidatos todavía no bajan pendones ni otros tipos de publicidad estática. Algunos no saben qué hacer con esas toneladas de material contaminante y deciden, como siempre, “ayudar” a los pobres para cubrir los techos frágiles y paredes endebles de sus hogares.

El compromiso fue retirar y reciclar. Si un candidato no cumple con algo básico, tan menor como esto, ¿qué nos espera cuando sea autoridad? 

DESORBITADO… 
Este año la violencia durante las campañas llegó a tragedia. Los medios nacionales contabilizaban hasta el jueves 4 de julio al menos 20 candidatos atacados. Entre estos, secuestrados y muertos. 

Algunos analistas aseguran que previo o durante la jornada comicial la violencia será extrema en ciertos estados, aun cuando no tenga relación directa con el proceso electoral.
En solo 24 horas, en Quintana Roo sumaban tres ejecutados. 
Esperemos no cuenten a más.