Dilma le acaba de dar un buen "tip" a Peña Nieto
Convertir oro negro en escuelas y hospitales es una manera muy sencilla y poderosa de cómo se usan en bien de todos los recursos.
Brasil y Petrobras han estado en el candelero últimamente. No son pocos los que miran al sur en busca de este ejemplo de cara a la futura reforma energética en México.
Y justo esta semana, la presidenta Dilma Rousseff (que ha estado capoteando manifestaciones e indignados) anunció la implementación de una ley que destina 75% de las regalías del petróleo brasileño a educación y 25% a salud. “Quiero darle una educación de primer mundo a los jóvenes y adultos brasileños. Un país del tamaño de Brasil solo se transforma en una nación desarrollada si se invierte en educación”, afirmó Rousseff.
¿Cuánto dinero se inyectará? Solo en una primera etapa 583 millones de dólares (mdd) a educación que crecerán en los próximos cinco años hasta sumar 5 mil 416 mdd. La meta es que en 15 años 10% del PIB brasileño se destine a educación. México hoy invierte 6,6% del PIB en educación.
Ésta, además de ser una medida muy política de cara a mejorar la imagen de la presidenta rumbo a las elecciones del año que viene, es una buena estrategia de comunicación que podría replicar el propio presidente Enrique Peña Nieto.
Decir así de claro y directo: “El petróleo es de los mexicanos y las utilidades se usan directamente en los servicios que los mexicanos necesitan cada día”, puede ser muy poderoso y una manera de hacer tangible el tema de la importancia de la reforma para la mayoría de la gente.
“Está bien que sea así de directo el destino y que nos se vaya a gastos corrientes del Estado. Eso sí, primero hay que resolver cuestiones de transparencia, cada uno de los ciudadanos debe saber de cuánto son esas utilidades y exactamente en qué y cuánto se invierte. Hoy por hoy no hay manera de saber la ruta del dinero que sale de Pemex”, me decía Verónica Baz, directora general del Centro de Investigación para el Desarrollo. “Lo que me parece inteligente del anuncio en Brasil es la visión del uso intergeneracional de los recursos. Noruega hace algo similar con un fondo de inversión para que los noruegos dentro de tres generaciones también disfruten de los beneficios de su bonanza petrolera de hoy”, agrega Baz.
Convertir oro negro en escuelas y hospitales es una manera muy sencilla y poderosa de cómo se usan en bien de todos los recursos que son de todos.
Pero la transparencia, saber exactamente a dónde está siendo usado el dinero y por qué se decide tal o cuál inversión, es central. Y ahí incluso Dilma tiene una asignatura pendiente —y muchos problemas internos de corrupción entre gobierno y Petrobrás— que no le está resolviendo a sus indignados, aun con esta ley.
Twitter: @ba_anderson