Diputados en el letargo
Los panistas tienen la mayor obligación con Quintana Roo, ya que fueron contratados como los buenos de la película.
Afortunados aliados del gobernador Carlos Joaquín González, panistas y perredistas lucen atolondrados y fuera de ritmo en sus posiciones de poder. Hay quienes opinan que las figuras de estos partidos fueron sacadas prematuramente de la incubadora, tal como ocurrió en el mandato presidencial de Vicente Fox, cuando entregó delegaciones federales a torpes panistas que hicieron el ridículo en todas las posiciones.
En el Congreso local sus diputados no saben maniobrar con destreza, y han quedado atrapados en la agenda del escándalo por su descarada voracidad de la que hablan en todo el pueblo, incluso en los indignados círculos blanquiazules en la capital.
Eduardo Martínez Arcila, Mayuli Martínez Simón y Fernando Zelaya Espinoza no reaccionan y han sido salpicados por la condena social por no solidarizarse con la población castigada por los gasolinazos. Más al fondo, las panistas Angulo Sauri y Eugenia Solís Salazar siguen hibernando y nadie les avisa que la Legislatura está en marcha y con una agenda que siguen tejiendo a estas alturas, como si lo urgente fuese cosa menor.
Los panistas tienen la mayor obligación con Quintana Roo, ya que fueron contratados como los buenos de la película y se la pasan en el ocio y el despilfarro, sin atender los temas de fondo. Uno de ellos: la desaparición de la Gran Comisión que tanto odiaron cuando fueron opositores, pero que ahora disfrutan como niños con juguete nuevo.
En cuanto al PRD, sus diputados Emiliano Ramos Hernández y Laura Beristain Navarrete con su gris desempeño dan la razón a quienes sostienen que este partido es un fraude que decepciona a una sociedad que confió en ellos porque acompañaron al gobernador Carlos Joaquín.
Imperdonable que panistas y perredistas no aprovechen sus posiciones legislativas para refundar ese poder tan costoso e ineficaz, dando atole con el dedo con sus foros de consulta para construir su agenda tardía.
PAN y PRD tienen la obligación moral de reaccionar para aprovechar una oportunidad que les dio el destino, no su fuerza electoral. Y si sus diputados no despiertan, estos partidos, nada positivo tendrán que ofrecer en los comicios de 2018.
El Poder Legislativo no puede darse el lujo de dejar en el olvido una agenda de transformación propia, indispensable para que puedan acompañar al gobernador Carlos Joaquín en su proyecto. Pero los trajes les quedaron muy grandes a sus aliados electorales.