Diputados mediocres

Los diputados federales de Quintana Roo tuvieron un 2016 para el olvido...

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Los diputados federales de Quintana Roo tuvieron un 2016 para el olvido, con un bajísimo perfil y muchas cuentas negativas, comenzando por la chetumaleña Arlet Mólgora Glover, quien dejó encargado su curul para ser candidata del PRI a la alcaldía capitalina. Ella cosechó el rechazo de los electores que apoyaron con determinación al ex priista Luis Torres Llanes, postulado por la coalición PAN- PRD a propuesta de Carlos Joaquín González, exitoso candidato a la silla mayor.

El mayor número de legisladores federales no garantiza una mejoría en la calidad de la representación. Porque desde 2006 contamos con tres diputados federales y en la elección de 2018 tendremos un cuarto distrito. Pero la mediocridad y el nulo compromiso predominan en nuestros legisladores que no han estado a la altura de las exigencias.

Los diputados de todos los partidos, tanto de mayoría relativa como de representación proporcional, han sido apáticos y dominados por el pánico escénico, sin contar con agenda legislativa para justificar su estancia en la Cámara de Diputados.

Quintana Roo ha retrocedido y mucho en la calidad de sus diputados. Recordemos que en 2003 el vencedor fue el priista Víctor Alcérreca Sánchez, quien con el apoyo del gobernador Joaquín Hendricks le arrebató la candidatura al chetumaleño Javier Díaz Carvajal, favorito sentimental del priismo.

El ingeniero Alcérreca derramó personalidad y tuvo un desempeño de excelencia, algo tan ocasional desde entonces porque todos los partidos han improvisado candidatos, sacrificando el talento. Destaca aquí la revelación de Luis García Silva como diputado federal suplente, una vez que Rosario Ortiz Yeladaqui prefirió ser Oficial Mayor del gobierno de Roberto Borge en 2011.

En el PRI ha destacado José Luis Toledo Medina, “Chanito”, quien ha mantenido un nivel competitivo al igual que el profesor Carlos Gutiérrez García, de Nueva Alianza. Pero estos perfiles deben ser una constante en una Cámara que nos cuesta muy cara, por lo que no se justifican desempeños tan deficientes y mediocres, en el mejor de los casos.

El aumento de tres a cuatro diputados tiene que ser una buena noticia para los quintanarroenses, pero no debe ser visto como la oportunidad de incorporar otro diputado del montón, atraído por la calidad de la representación y por sus beneficios monetarios.

Quintana Roo no debe ser castigado por sus diputados federales que siguen en aumento, pero entregando peores cuentas en conjunto.

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