Disculpas atentas y oportunas
En MILENIO tampoco estamos a salvo de cometer errores parecidos, similares o conexos.
El director general editorial y el subdirector de El Universal, Francisco Santiago y David Aponte, respectivamente, y el director editorial de El Financiero, Enrique Quintana, tuvieron ayer la decencia de llamarme para ofrecer una disculpa que, muchas gracias, desde la mañana difundieron en los tuits institucionales de sus respectivas casas editoriales, a propósito de la foto de Amado Yáñez que tomó Martín Salas para MILENIO y que, sin crédito, fue después publicada en sus ediciones impresas y páginas web.
Amigables y generosos, ninguno me reprochó con la firmeza que utilicé para incluirlos entre los “vividores de lo ajeno”, así que, apenado, apelé a su comprensión por el recargón, pero los tres compartieron la convicción de que algo así no debe hacerse.
Quedo convencido de que en ambos casos se trató de un incidente involuntario, lo cual no puedo inferir del inmoral silencio de los demás aludidos (todos en páginas electrónicas) que, para todo efecto práctico, pasan a ser lo de menos.
En MILENIO tampoco estamos a salvo de cometer errores parecidos, similares o conexos.