Es claro que en turismo, no hay nada escrito. Los constantes cambios en las características de la demanda turística nos obligan (o al menos debieran hacerlo) a encontrar nuevos productos que satisfagan las necesidades de un cliente cada vez más informado, mejor conectado y con comportamientos más alejados del turismo tradicional de sol y playa.

El potencial de recursos con que cuenta nuestro país, en el ámbito natural y cultural, principalmente, nos da la oportunidad de desarrollar experiencias que permitan acceder a nuevos mercados, o encontrar opciones para los mercados existentes. Es claro que entre mejor diseñemos nuestros productos, la demanda estará más tiempo, gastará más y dejará una mejor derrama económica en nuestro país.

Pero, ¿estamos realmente aprovechando el potencial que tiene nuestro país para acceder a mercados diferenciados? Creo que estamos en el camino, pero aún falta mucho por hacer. Primero, porque seguimos centrados en aprovechar los mercados tradicionales, segundo, porque poco se invierte en nuestro país para desarrollar inteligencia de mercados, y aunque hay buenos ejemplos, aún hay pocas apuestas serias por potenciar mercados alternativos, en sus diferentes ramas.

Pero hablemos de los buenos ejemplos. Hace unos días, la Secretaría de Turismo dio a conocer a los ganadores del Premio a la Diversificación de Productos Turísticos 2015, que reconocen, en palabras de la propia Secretaría, la innovación, calidad y profesionalismo de organizaciones, empresas, comunidades y autoridades que han apostado por diferenciar su oferta turística.

De las 12 categorías que premia SECTUR, destacan aquellas relacionadas con la naturaleza, cultura, gastronomía, atención a personas con discapacidad, espacios públicos y turismo LGBT. Y en este sentido, da gusto que nuestro estado, Quintana Roo, ha logrado llevarse 3 premios a la diversificación, en las categorías de naturaleza, cultura y turismo de romance, lo que continúa posicionando a nuestro estado como líder en la actividad turística nacional.

En lo personal, y aunque no es de Quintana Roo, me emociona encontrar en este reconocimiento a una empresa que ha apostado por desarrollar un producto especializado en personas con discapacidad, el Campamento Tlachtli, ya que considero, como lo he hablado en otras entregas, que en el tema de accesibilidad en turismo aún hay un largo camino por recorrer, no solo reconociendo el potencial que este segmento de mercado representa para los destinos, sino porque nos recuerda que debemos trabajar para tener un turismo en el que todas las personas puedan ser incluidas, sin discriminación y sin distinción.

Sobre este premio, resulta interesante hacer notar que la categoría de Turismo Premium, es decir, turismo para personas de alto poder adquisitivo, haya quedado desierta; en mi opinión, se debe más a una falta de interés de los empresarios y gobiernos por aplicar al premio, que porque no tengamos productos turísticos que atiendan este segmento, el cuál ha crecido de forma importante en nuestro país en los últimos años.

En fin, hoy toca reconocer estos interesantes esfuerzos de empresarios turísticos que se han dado cuenta que diferenciar la oferta trae beneficios para sus empresas, para los destinos, y por supuesto, para nuestro país.

Enhorabuena y que sigan con este empuje para continuar desarrollando productos que posicionen a México en otros segmentos.