Mocochá es una población situada a 15 minutos de Mérida sobre  la autopista a Tizimín, en la que destaca un convento colonial de fines del siglo XVII consagrado  a Nuestra Señora de la Asunción, en cuya iglesia todos los domingos, a las 12 horas, el padre Gilberto Castellanos Garzón, rector del convento, oficia una concurrida misa para  los habitantes y visitantes del pueblo. 

Desde marzo de 2001, Mocochá cuenta con una moderna biblioteca construida por el gobierno  de Víctor Cervera Pacheco,  que  por acuerdo de las autoridades municipales fue transformada en el Centro Cultural “Profesor Luis Pérez Sabido” en agosto de 2015. Esa deferencia me motivó a coadyuvar con el desarrollo artístico del pueblo en el que nací. 

En mayo de 2016,  con el apoyo del actual Ayuntamiento, creamos la Rondalla Mocochá integrada por 13 valiosos elementos bajo la dirección del maestro Andrés Nahum de la Cruz Rodríguez, que ya ha tenido exitosas presentaciones en el Museo de la Canción Yucateca, el Salón del Consejo de la Universidad Autónoma de Yucatán y  el Teatro Fantasio como parte del V Festival Internacional de la Cultura Maya.

Ahora, a partir del 5 de marzo próximo, a las 13:00 horas, y por acuerdo del alcalde Alejandro Silva Dzul,  la rondalla actuará  semanalmente en el Centro Cultural de aquella población como atractivo principal del programa  gratuito “Domingos de Trova Yucateca con la Rondalla Mocochá”,  con un repertorio  en el que destacan junto a los grandes temas de la canción yucateca, como Peregrina, Sólo tú, Reina de reinas y A Yucatán, otros de inspiración mayense como Xtoles, Kooten box y El tunkul, y otros más de autores mocochenses como Oscura Soledad y El poeta del pueblo, de Pedro Borges Bojórquez; Injusta lejanía, de mi total autoría, y Vana locura, con letra de José Miguel Rosado. Sin faltar, por supuesto, el emblemático bolero Mocochá, de Borges y Pérez Sabido.  

Además, Mocochá ofrece al visitante dos lugares típicos para degustar su sabrosa gastronomía a precios accesibles: la fonda de Doña Darma, de comida tradicional, y La Palapita, de don Chucho, especializada en mariscos. Ambos están sobre la calle principal, igual que un Six que abre los domingos. Mis lectores saben que nunca recomiendo algo que no valga la pena disfrutar.