El año pasado, cuando la aplicación de mensajería Whatsapp anunció que cobraría cierta cantidad anual (un dólar) por dar el  servicio, no generó tanta ira  en sus 600 millones de usuarios (o quizás no causó nada) como ahora que añade dos “palomitas” de color azul a los mensajes enviados, las cuales cuando aparecen significan que el envío ha sido leído.

Hay que recordar que una “palomita”  dice que el mensaje ya salió del teléfono y dos que el contenido fue entregado al dispositivo receptor.

Reconozco que, antes de esta “mejora”, no me había percatado del cotidiano uso que ya tiene la aplicación entre los yucatecos.

Apps como Telegram, Line, Facebook Messenger y BlackBerry Messenger permiten a los usuarios saber cuándo un mensaje ya fue leído, pero Whatsapp apenas está probando esta modalidad y todo el mundo habla de ello.

Una amiga me dijo indignada el día que se enteró (o quizás en el instante): “¿Sabes cuántos problemas va a causar esto?”  “¿Dónde queda mi derecho de poder ignorar a alguien sin que se entere, sin lastimarlo?”.

Por otras redes sociales virtuales y en los periódicos salieron las mismas quejas, acusando a la aplicación de espía, abusiva y de violar la privacidad. “El nuevo tic sirve para quedarte sin amigos, sin pareja y sin familia”, leí en algún lado.

No tardaron en salir los expertos a decir que el uso del servicio es voluntario, nunca obligatorio, y que cuando se acepta se hace bajo unas condiciones consentidas y con la opción de desvincularse si a uno no le gustan.

¿Whatsapp se adelantó a nuestra época?, ¿no estamos preparados para las dos palomitas azules? El tiempo lo dirá.

Por cierto ninguno de mis amigos que me hablaron del tema ha cancelado su servicio. Espero que a usted no le cause inconvenientes.