Un momento que todos sabían que sucedería, pero nadie quería que llegara; son muchos los ojos que hoy lo lloran y lo recuerdan con cariño. Hoy no voy a escribir sobre la política y menos sobre la grilla, aunque está caliente la olla, todos quieren salir. 

Hoy voy a escribir de lo que fue el tema del fin de semana, no me refiero al final de la feria Xmatkuil, que rompió su récord de más de 2 millones de personas; hoy quiero dedicar estas palabras a un hombre al que primero admiraba como artista y después de conocerlo, como ser humano. 

Es impresionante su majestad el destino: un hombre que a punto estuvo de no conocer la luz de este mundo, porque cuando estaba en plena gestación a la mamá de don Roberto le informan que venía con muchas complicaciones y que lo mejor era abortar, pero la respuesta fue tajante de parte de doña Elsa Bolaños contra la opción que el doctor recomendaba. 

Así, gracias a ese amor maternal, nace don Roberto Gómez Bolaños. Futbolista del equipo Marte y boxeador, deporte que practicó desde su infancia como una forma de protegerse de las burlas por su baja estatura, y que lo llevó a competir en el torneo nacional “Guantes de Oro”, llegando a los primeros lugares. 

Para hablar de su vida, tendríamos que dedicar muchas páginas, yo quiero compartirles que, cuando lo conocí, fue un momento mágico y haber tenido la oportunidad de platicar con él fue como un regalo inmerecido; escuchar sus anécdotas y referirse de mi tío Daniel “el Chino” Herrera como uno de los mejores actores que ha dado México, y que remata diciendo que tuvo el privilegio de escribir para él, en los pasados años 60, en el programa el estudio Raleigh, fue algo que me hizo admirarlo más. Hombre sencillo, genio de la escena y la pluma.

Don Roberto, te vas físicamente, pero tu legado será eterno.