Educación vial para todos

Hay que manejar siempre a la defensiva, no ofensivamente como muchos que transitan por nuestras avenidas a más de 80 km/h.

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Así como las autoridades son responsables de diseñar y regular el sistema de tránsito de un espacio urbano, con el propósito de procurar una circulación eficiente y segura, y garantizar las condiciones de movilidad de todos, lo que se complementa con la normativa correspondiente para ejercer el control vial y la sanción de todo aquel que incurra en incumplimientos, creo que es también responsabilidad de las autoridades promover e impulsar una nueva cultura vial a través de la educación, con el propósito de mejorar la seguridad y la calidad de vida de todos los meridanos.

Y es que, me permito reiterarlo, nuestro principal problema, además de la inadecuada e incompleta infraestructura vial de Mérida y su región, es la falta de educación vial de todos quienes compartimos los espacios públicos. Hoy día nuestra ciudad sobresale por la cantidad de accidentes viales de todo tipo y si hiciéramos un examen de conocimientos en materia de normativa vial a todos los implicados en dichos accidentes, nos sorprendería encontrar como común denominador el total desconocimiento de las leyes en la materia.

Por lo tanto, es urgente asumir la tarea de formar a todos los ciudadanos en aquellos conocimientos, actitudes y valores que son esenciales para la toma de conciencia individual, la comprensión de la importancia de asumir cambios en las conductas predominantes en nuestro espacio vial, para permitir la prevención de los accidentes viales y reflexionar sobre las causas que provocan nuestros altos índices de accidentes. 

Es necesario incidir en la conciencia individual de todos quienes compartimos el espacio vial, ya que la seguridad de nuestras calles depende, antes que nada, de las acciones y las actitudes de todos y cada uno. Como he insistido en el pasado, hay que manejar siempre a la defensiva, no ofensivamente como muchos que transitan por nuestras avenidas a más de 80 km/h.

Hay que tener claro que este es un problema de ética personal, en donde los actos y acciones que ejecutemos involucran y pueden afectar a otras personas, que muchas veces son las que sufren los mayores daños. Es decir, los efectos de esta falta de ética son problemas que al resolverse traerán beneficios para todos los demás.

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