Hablar de depresión en México es un tema cada día más común, pero mal visto socialmente. Tristeza, culpa, ansiedad, pesimismo y desesperanza son sensaciones que experimentan a diario más de 10 millones de mexicanos, esto según las estadísticas de la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica.

Esta condición, además de los problemas sociales que conlleva, como alcoholismo, drogadicción, violencia, y en el grado más extremo, el suicidio, también está provocando una pérdida de competitividad en el área laboral. La depresión incapacita, es un gran mal que, según las estimaciones de médicos investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre 5% y 10% la sufrirán en algún momento de su vida.

Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), los trastornos depresivos en personas en edades económicamente productivas, son la segunda causa de discapacidad a nivel mundial, donde las mujeres son las que se ven más afectadas. Para ponerlo en perspectiva, la depresión se traduce en mayores pérdidas económicas para las empresas, que otras enfermedades como las crónico-degenerativas, e inclusive los accidentes en el trabajo.
 

La sociedad mexicana no está preparada para enfrentar el reto que conlleva aceptar que estos padecimientos están motivados en su gran mayoría por el ambiente de inseguridad, escasas oportunidades de desarrollo; cuando los estereotipos que a diario vemos por todas partes de lo que es ser exitoso, no se concretan o son para muchos inalcanzables; cuando a diario las noticias que genera el país están marcadas por una violencia descomunal, y sobre todo, en una desigualdad social aplastante. Aquí viene la pregunta, ¿qué se hace desde la federación y los estados para prevenir?: muy poco o casi nada.

México reprobó en un estudio sobre calidad de vida en los 34 países socios de la  OCDE, quedando por debajo del promedio de ese grupo en áreas como seguridad, salud e  ingresos, entre otros.

En términos de ingreso disponible de los hogares, México quedó en el lugar 33 de 34, sólo por arriba de Chile, con 6 mil 554 dólares per cápita, contra un promedio de 18 mil 907 dólares para los socios del grupo de naciones.

Desafortunadamente la depresión ocurre en todos los niveles de la sociedad y en todas las edades; en muy contadas ocasiones es entendida. Los factores para desarrollarla van asociados también a que la actividad de ciertas áreas del cerebro está alterada. Ha sido demostrado que ciertas sustancias responsables de transmitir la información entre las neuronas, denominadas noradrenalina y serotonina, no se encuentran en las cantidades adecuadas. Esto se debe a la combinación de herencia e influencias externas.

Es un tema que socialmente es minimizado, que tiene consecuencias terribles para quien lo padece, para su entorno y genera una grave pérdida económica y de competitividad, a nivel empresarial y país. Es por ello que se deben generar estrategias a todos niveles para su atención.