El adiós de Eduardo Ovando

El chetumaleño se despidió del PRI con su “red de amigos”, ahondando la crisis de ese partido que fue destronado de la gubernatura en 2016.

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Con cuatro décadas de militancia en un partido que lo encumbró y le permitió acariciar la candidatura suprema de Quintana Roo, el chetumaleño Eduardo Ovando Martínez se despidió del PRI con su “red de amigos”, ahondando la crisis de ese partido que fue destronado de la gubernatura en 2016 por uno de los suyos.

La salida de Eduardo Ovando duele y en serio al partido que dirigió a fines de la década de los 80 –impulsado por su amigo, el gobernador Miguel Borge Martín–, lo que fue evidente por los obstáculos que le puso su partido para retenerlo, pues le rechazaron su renuncia en dos ocasiones con absurdos tecnicismos.

El adiós del destacado político no fue abrupto, por lo que la dirigencia estatal del PRI no puede decir que fue tomada por sorpresa, ya que Ovando Martínez dejó en claro sus intenciones desde hace meses, al medir que ya no había futuro para su proyecto en un partido tan ajeno a la democracia

Esta impactante deserción se suma a los que sufrió el Tricolor desde la pasada campaña electoral –cuando hordas de priistas siguieron los pasos de Carlos Joaquín González– y ocurre en el momento más inoportuno para el dirigente estatal, Raymundo King de la Rosa, ya que una rebelión germina en las entrañas del partido del que han emergido todos los gobernadores de nuestro estado.

Eduardo Ovando no se va solo, y si bien es cierto que la estructura de sus redes de amigos está algo oxidada y ya no tienen el poderío de antaño, no es menos cierto que el curtido político tiene seguidores con liderazgo y experiencia que pueden reactivar esa estructura a favor de un partido con piel cobriza.

Porque el destino de Eduardo Ovando está en el peligroso Morena, partido que se perfila como el más fuerte a nivel nacional rumbo al 2018, con su amo Andrés Manuel López Obrador como favorito a la presidencia.

De concretarse su ingreso a Morena, salto que no descartó tras formalizar su renuncia, sería un trato ganar-ganar para ambas partes, porque el partido de Andrés Manuel recibiría toda la experiencia acumulada en batallas electorales de un político que recorrió todas las posiciones del gobierno, ajeno a escándalos y con muy buena presencia no sólo en Chetumal, sino en el poderoso Cancún.

Y no hay que perder de vista al diputado federal priista José Luis Medina Toledo, “Chanito”, quien ha sido mencionado como refuerzo inminente de Morena, aunque por lo pronto pidió un viraje del Tricolor a la democracia, una perfecta desconocida en ese partido tan partido.

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