El anuncio de Carstens y una gran esperanza
a lo largo de esta década tanto la tasa de desempleo de la población en general como la de los jóvenes en particular se han duplicado.
Creo que el dato más preocupante de lo que ayer dio a conocer el Banco de México, en voz de Agustín Carstens, no fue que cambiara su proyección de crecimiento para 2014, cosa que todo mundo esperaba, sino lo que dijo para 2015.
Dijo Banco de México que creceremos ese año entre 3.2 y 4.2 por ciento.
Vamos a decir que Banco de México da en el mero centro y este año terminamos creciendo 2.8 y el próximo 3.8 por ciento. Sumado al pobrísimo 1.1 por ciento de 2013, nos daría como resultado que el crecimiento promedio en la primera mitad del sexenio sería de 2.56 por ciento.
Si unimos eso con lo que dicen las encuestas respecto al Presidente y sumamos el dato del Inegi, que en marzo la desocupación en población general fue de 5.25 por ciento, habría que preocuparse más.
Ayer recordé lo que leí en noviembre de 2011:
“Sin crecimiento económico no hay empleos suficientes y, por lo tanto, parte de la población ve cancelada la oportunidad de construir con su trabajo una vida digna. En la última década, México ha tenido el crecimiento económico más bajo de los últimos ochenta años: 1.7% en promedio anual. Esa cifra es inferior tanto al promedio de América Latina (3.4%) como al desempeño de China (10.5%), India (7.8%) o Perú, por utilizar algunos ejemplos de otros países en desarrollo.
“Este mediocre crecimiento está muy por debajo de nuestro potencial. Por un lado, México cuenta con un ‘bono demográfico’ que inició a principios de este siglo y durará otros veinte años. Sin embargo, al no generar las condiciones económicas necesarias para crecer, estamos desperdiciando uno de los recursos clave para aumentar la riqueza y desarrollo de nuestra sociedad: tener una fuerza laboral de gran tamaño.
La mejor prueba de que estamos desperdiciando esta valiosa oportunidad es que a lo largo de esta década tanto la tasa de desempleo de la población en general como la de los jóvenes en particular se han duplicado, pasando de 2.5% a 5.3% y de 4.8% a 10%, respectivamente”.
Son fragmentos de la página 22 del libro México, la gran esperanza, de Enrique Peña Nieto. Editorial Grijalbo.
Creo que el autor tenía razón.
Y por eso lo que escuché ayer de Agustín Carstens debe preocuparnos a todos.