Hace unos días, en este mismo periódico se difundió un reporte especial sobre la cocina real de Kabah. Admito que fue muy interesante y sobre todo la manera didáctica de la nota, con claridad da cuenta de la labor que la arqueóloga Lourdes Toscano Hernández ha venido realizando en la zona arqueológica desde hace varios años. 

Esa amplia experiencia en el trabajo de campo le ha permitido afinar las técnicas y la metodología arqueológica para remover cada centímetro de tierra y desplazar de su lugar cuidadosamente cada piedra, no sin antes fotografiar y dibujar sus características. 

Este trabajo de investigación consiste en buscar cada dato para hacer alguna interpretación y reconstruir la historia de nuestros antepasados.

También vale decir que es muy diferente recuperar datos en la oficina o en la biblioteca con aire acondicionado que levantarse desde la cinco de la mañana y estar ocho horas bajo el sol quemante, junto con cuadrillas de trabajadores que también desempeñan una labor importante en este tipo de proyectos. 

Nuestra labor es algo más complicado y más peligroso que lo que hacen James Bond o Indina Jones. Recuperar y escribir una parte de nuestra cultura lleva muchos años por el hecho de tener que buscar en dónde explorar, qué datos pretendemos recuperar y posteriormente procesar la información y proporcionar los resultados de  la investigación. Además de reconstruir la historia, otro producto son los monumentos que dejamos restaurados. 

El proceso de restauracion de los monumentos también nos proporciona una infinidad de datos que nos permite entender la función, la antigüedad, y cómo se construyeron los edificios de una antigua ciudad como Kabah o Uxmal. 

En ese sentido comparamos la arquitectura con un libro que nos da cuenta de los avances tecnológicos que alcanzaron los mayas quienes, entre las características de los edificios, dejaron grabada la manera como entendieron su realidad junto con las implicaciones sociales.

La labor que desarrolla la arqueóloga Lourdes  Toscano lleva añadida la pasión,  que le permite continuar día a día, seguir con la búsqueda de respuestas sobre temas que se relacionan con nuestra cultura. Este quehacer se realiza de manera responsable, con ética y mucho profesionalismo con el objeto de dejar un fragmento de una historia real o un monumento restaurado con responsabilidad y sin dejar duda de la autenticidad. 

Tenemos una gran responsabilidad, como arqueólogos tenemos un compromiso muy grande con la sociedad,  ya que sobre nuestra espalda va el peso de recuperar y dejar el testimonio verdadero de nuestra cultura y por ningún motivo debemos reconstruir una historia falsa, una realidad errada, cargando datos que nos alejan de esa nuestra realidad. 

Al cabo de los años nuestra labor se constituye como una herencia material que le dejaremos a las generaciones venideras. Es por eso que debemos enseñar a nuestros hijos a dar un uso adecuado a las zonas arqueológicas.