El Cancún de heroínas y héroes

Cancún es una ciudad especial por su composición demográfica.

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Cancún es una ciudad especial por su composición demográfica. En apenas cuatro décadas han sido detectados cuatro grupos claramente definidos, denominados “tipos de población” por los sociólogos. Son los pioneros, los “flotantes”, los oportunistas y los que deciden quedarse. 

Los primeros son aquellos valientes que llegaron cuando era un paraíso virgen sin infraestructura. Empezaron de cero. Ellos cuentan las primeras historias y son reconocidos en los aniversarios de la ciudad y demás fechas emblemáticas. Es un agasajo escucharles. 

Los segundos vienen por temporadas, principalmente en “las altas” y desde hace muchos años para trabajar o visitar a familiares. Incluso, pueden trabajar aquí de lunes a viernes, y retornar a Mérida, Chetumal u otras ciudades donde tienen actividades ancla. Algunos son extranjeros.

Los terceros son vivales que han sido detectados por las organizaciones de seguridad. Son los protagonistas de la nota roja. Son los que llegan para cometer atracos, fraudes y otros delitos para luego escapar sin dejar rastro porque evitaron contacto o mintieron. Pillos indeseables en cualquier lugar. 

Habría un subgrupo en esta categoría: los que hacen dinero fácil aun cuando sus actividades sean lícitas. Sin embargo, no sería justo llamarles oportunistas con esa denotación peyorativa del concepto que sí tienen los otros, porque les ha tocado algo de suerte.

Sobre los cuartos poco se escribe y vale analizar su aporte. Podríamos llamarles “heroínas y héroes anónimos”, con un rol cada vez más preponderante en este polo siempre pujante, que no obstante deja al descubierto con frecuencia carencias y desafíos por superar.

Conozco a muchos en los ámbitos de la comunicación, la política, la cultura y las artes, donde han demostrado su talento con ideas que han transformado dinámicas antes improductivas. Pueden llevar cinco años, una o dos décadas. Tal vez más. Han colaborado con los pioneros -de quienes han aprendido- fomentando el arraigo, la pertenencia y la identidad.

Los vi muy activos en el proceso electoral pasado, con una participación un tanto confusa al principio, porque siempre se tiende a encasillar un comportamiento en alguna de las opciones partidistas; sin embargo, tras la victoria de unos y la derrota de otros, estos no cesan en la exigencia ni en la proposición, evidenciando así que les importa la sociedad en su conjunto y no un grupo en el poder.

Sería injusto no mencionar a todos. En tal caso, el espacio sería insuficiente y podría omitir algún nombre. Además, considero que cada quien tendrá a sus propios candidatos para este sector, que destacan también por su filantropía, sus quehaceres sin fines de lucro y su capacidad para emitir juicios equilibrados, ahora principalmente en redes sociales.

Están cambiando Cancún. Posiblemente no conozcan ni asimilen su contribución en diversas materias, pero lo están logrando. Los hemos visto, por ejemplo, en las protestas (en terreno o desde sus trincheras) por lo del Malecón Tajamar. 

A algunos los recuerdo desde hace años picando piedra. A dos o tres les vi en las manifestaciones contra la Organización Mundial del Comercio realizada aquí en 2005. Y no se han cansado.

Hay que abrirles paso y ayudar en esa titánica labor por construir un mejor Cancún. Los pioneros se están yendo, se nos “adelantan”, como se dice coloquialmente. Y estos están tomando la batuta en un contexto cada vez más abierto, plural y crítico. 

No hay una gran fecha conmemorativa cercana. Esta reflexión fue motivada por un recorrido el sábado en la noche, cuando constaté otra vez lo que se ha avanzado y lo que falta por hacer. Ojalá les vaya bien. Nuestra ciudad lo merece.

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