El cuidado de nuestra costa

Sin árboles, la ciudad es un paisaje estéril de concreto, ladrillo, acero y asfalto.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

En días recientes tuve la oportunidad de leer en este periódico que varias agrupaciones sociales realizaron eventos de reforestación en puntos estratégicos de Mérida. 

Pude ver a funcionarios, niños y niñas, padres de familia y algunos hasta llevaron a sus perros, a lo mejor con la idea de asegurar el regado de las pequeñas plantitassembradas. Los árboles son bienes mayores, lo mismo que calles, aceras, alcantarillado y edificios públicos y las facilidades recreativas. 

Los árboles –el bosque urbano– son bienes importantes que requieren cuidado y mantenimiento al igual que otras propiedades públicas. Los árboles trabajan 24 horas todos los días para mejorar nuestro ambiente y nuestra calidad de vida. 

Sin árboles, la ciudad es un paisaje estéril de concreto, ladrillo, acero y asfalto. Imagínese una ciudad sin árboles. Los árboles hacen a las poblaciones habitables para la gente. Los árboles añaden belleza y crean un ambiente beneficioso para nuestra salud mental. 

Los árboles añaden un carácter natural a nuestras ciudades, nos regalan sus colores, flores, bellas y caprichosas formas y texturas. En ocasiones los árboles ocultan paisajes desagradables del entorno de las grandes torres de concreto (que ya podemos ver en varios puntos de la cuidad), éstos son utilizados también en diseños arquitectónicos para definir espacios y dar una ambientación distinta al paisaje.

Los árboles impactan profundamente nuestro estado de ánimo y emociones, proveyendo beneficios sicológicos inconmensurables. Un bosque saludable que crece en los lugares donde las personas viven y trabajan es un elemento esencial para la salud de las mismas personas. Los árboles también crean sentimientos de relajación, inspiran a fotógrafos y artistas plásticos, dan una ambientación deliciosa al entorno y hasta han sido inspiración de poetas y cantautores, pero lo más importante es que purifican el oxigeno que respiramos. 

Por eso aplaudo las acciones de reforestación que se están realizando y que para fortuna de todos cada vez son más comunes. La reforestación puede marcar una diferencia en nuestras vidas. Cada uno de nosotros puede hacer una contribución personal. 

A medida que desarrollamos y aplicamos nuevas tecnologías para vivir mejor, muchas veces los efectos secundarios afectan adversamente nuestro ambiente natural. Por ejemplo, en las áreas urbanas las temperaturas en el verano y los niveles de ruido son más altos que en las áreas rurales circundantes. 

Los problemas de contaminación del aire son mayores y el paisaje está significativamente alterado, reduciendo los beneficios de salud disponibles para nosotros cuando tenemos acceso a áreas boscosas y áreas verdes abiertas. Los árboles ayudan a resolver estos problemas.

En la actualidad el 75% de nosotros vive en medianas o grandes ciudades, y podemos actuar individualmente para mejorar nuestro ambiente natural sembrando y manteniendo árboles en nuestras calles y apoyando programas de reforestación en la comunidad. 

A través de la tecnología estamos aprendiendo más sobre los árboles, cómo benefician a la humanidad y cómo podernos sembrar y cuidar mejor aquellos que forman nuestros bosques urbanos. Los árboles producen materia orgánica en la superficie del suelo al arrojar sus hojas. Sus raíces aumentan la permeabilidad del terreno. 

Sin árboles, las ciudades tendrían que aumentar el sistema de alcantarillas, el drenaje para las aguas de las tormentas y la capacidad de tratamiento de desperdicios, para así poder manejar el aumento de las corrientes de agua. Los árboles colocados estratégicamente generan grandes beneficios y de manera natural no nos complican ni la economía ni el entorno paisajístico de la zona donde vivimos. 

Los árboles conservan energía al enfriar el ambiente en los meses más calurosos. Durante el invierno sirven de rompe vientos. El colocar árboles de sombra estratégicamente –un mínimo de tres árboles alrededor de su casa– puede reducir el costo de los acondicionadores de aire hasta 30%. 

Los árboles de sombra ofrecen los mejores beneficios cuando usted: siembra árboles deciduos, los cuales pierden sus hojas durante el invierno. Estos árboles proveen sombra y bloquean el sol en los meses más calurosos. Al arrojar sus hojas en el otoño permiten el paso de la luz solar en los meses más fríos. 

Siembra esos árboles en los lados sur y oeste de los edificios. Proveen sombra a todas aquellas superficies como el camino de entrada de los automóviles, los patios, los camellones y las aceras, para minimizar la concentración de calor en el ambiente.

Lo más leído

skeleton





skeleton