El desafío ecológico

Este fin de semana y hasta el próximo 17 de diciembre Cancún será el epicentro mundial del ambientalismo al ser la sede de la 13...

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Este fin de semana y hasta el próximo 17 de diciembre Cancún será el epicentro mundial del ambientalismo al ser la sede de la 13 Conferencia sobre Negocios y Biodiversidad (COP 13) promovida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se estarán revisando los resultados de los acuerdos internacionales y diseñando nuevas acciones para el resguardo de la diversidad biológica en el planeta.

El evento, que congrega a delegados de los 196 países que integran este organismo de colaboración internacional, es organizado por el gobierno federal que seleccionó a Cancún como sede por ser el destino turístico por excelencia del país, y que cuenta con la infraestructura necesaria para albergar una conferencia de este nivel.

Por supuesto que esto es benéfico desde el punto de vista turístico y económico para Cancún y para Quintana Roo, sin embargo al mismo tiempo impone una serie de desafíos a atender a nivel local, donde el desarrollo de la zona ha propiciado también un acelerado deterioro al medio ambiente, con su consecuente impacto a la biodiversidad regional.

Paradójicamente, Cancún es la ciudad donde la devastación ecológica ha sido la norma; el ejemplo más reciente fue la devastación del malecón Tajamar, que desató una polémica mundial.

Por supuesto que no es el único caso. De hecho, el desarrollo turístico de Cancún se logró devastando infinidad de hectáreas de manglares y selvas, en un tiempo donde el cuidado del ambiente no estaba de moda.

Otro ejemplo claro de la afectación ambiental en este polo turístico es la contaminadísima laguna Nichupté, que rodea la isla que conforma la zona hotelera. Científicos y ambientalistas han alzado la voz para propiciar un rescate de este cuerpo de agua, llamado de auxilio olímpicamente ignorado por las autoridades locales.

El principal propósito de la COP 13 va dirigido a que todos los países intensifiquen sus esfuerzos para proteger los ecosistemas locales y contribuir a la conservación de la biodiversidad, reto que en Quintana Roo tendrá que ser tomado muy en serio, porque el acelerado desarrollo de Cancún y la Riviera Maya ha golpeado negativamente el entorno ambiental.

Gran parte del daño es irreversible, pero nunca es tarde para tomar medidas contundentes para cuidar la biodiversidad, empezando por una aplicación sin sesgo de las leyes en la materia, incluyendo sanciones ejemplares para los ecocidas. No hay de otra.

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