El día de San Valentín y los Derechos Humanos

El 14 de febrero del año 270 habría concluido el martirio de San Valentín.

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Una de las efemérides más populares en el mundo entero es la del Día de San Valentín, a la que la tradición le atribuye estar dedicada a los enamorados, con Cupido de por medio, la representación romana de Eros, el dios griego del amor, o a ese gran valor que es la amistad.

La historia nos indica que la observancia del Día del Amor y de la Amistad, como se le conoce en algunos países, tuvo origen en la vida de Valentín de Terni, quien finalmente, tras su martirio habría alcanzado  la santidad.

Hay alguna confusión en cuanto la historia registra en torno a este caso, pero para los fines de la efemérides del 14 de febrero diré que en los tiempos del emperador romano, Claudio II, éste prohibió la celebración de matrimonios de jóvenes, con la peregrina idea de que así éstos optarían por el servicio de las armas, considerando que los célibes eran los mejores soldados.

Valentín se opuso a esa imposición, nos cuenta la historia, debido a que consideró injusta la prohibición del emperador y como medida de protesta comenzó a celebrar, en secreto, matrimonios entre los jóvenes.

Huelga decir que esto llegó a oídos del emperador, quien ordenó la aprehensión del sacerdote, de quien se afirma estuvo a punto de convencer al mandatario para que se convirtiera al cristianismo, cosa que fue impedida por las presiones políticas y de sus principales colaboradores.

Así, el 14 de febrero del año 270 habría concluido el martirio de San Valentín, quien así ofrendó su vida en defensa de la causa que consideró justa.

Se dice que durante su cautiverio el sacerdote le devolvió la vista a la hija de uno de sus carceleros, la cual habría plantado un almendro cerca de la tumba de Valentín y por ese motivo hay quienes consideran que el almendro es el símbolo del verdadero amor y la amistad.

Este sin lugar a dudas es un acontecimiento, difícil, duro, cruel, como sólo pueden serlo el tormento y la privación de la vida contra un ser humano.

El horror y la conducta que causaron la horrible muerte de un hombre bueno, le dan plena vigencia a la locución latina de homo homini lupus que nos indica que el hombre es el lobo del hombre cuando nos revestimos de egoísmo o de los antivalores, que reniegan plenamente de la naturaleza humana.

En su lucha contra ese egoísmo y barbarie San Valentín hizo un parteaguas que devino hasta nuestros días en la búsqueda del amor y de la amistad, sentimientos que todos los seres humanos tratamos de encontrar en la ruta hacia la felicidad, que nada tiene que ver con el poder y el dinero, sino la alteza de miras, la humildad y los valores entendidos como honestidad, lealtad, identidad cultural, respeto, responsabilidad, solidaridad, tolerancia. Estos valores y otros más son la base de la pirámide en la que sustentamos los Derechos Humanos, poniendo a la persona en la cúspide de esa base.

Cuando tenemos ante nosotros un mundo convulsionado, con graves amenazas, para el medio en el que nos desenvolvemos, cuando especies de animales y regiones están en peligro de desaparecer, a causa de la depredación ocasionada por los humanos que poco a poco estamos destruyendo el planeta, amén de los gravísimos conflictos armados que enfrentan a hermanos contra hermanos o el avance del crimen organizado, es indudable que debemos de rememorar días como el de San Valentín, pero no en la faceta de su martirio y muerte, sino como una esperanza de mejor convivencia entre los seres humanos, entre hombres y mujeres, para eliminar las diferencias que nos separan y fortalecer las que nos unen a través del amor y la amistad.

Vale la pena intentarlo. ¿No cree?

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