El dilema por las víctimas y la industria del secuestro
Los expertos negociadores del gobierno federal son reconocidos en el mundo entre los más capaces.
En julio del año pasado el notario Heberto Taracena Ruiz de Tabasco fue secuestrado. El caso tuvo cierta notoriedad, porque Taracena había sido quien había certificado el hallazgo de aquellos millones del ex secretario de Finanzas del estado bajo Andrés Granier. Con el notario aún en cautiverio, un par de colegas se toparon con el gobernador Arturo Núñez en la Ciudad de México y le preguntaron por el caso.
Núñez dijo que ya estaba mucho más tranquilo, porque los expertos negociadores del gobierno federal ya estaban de lleno en el caso y pasó a hacer un gran elogio de la fuerza antisecuestros de la Policía Federal y la PGR. Taracena regresó con vida.
No se equivocaba el gobernador de Tabasco. Los expertos negociadores del gobierno federal son reconocidos en el mundo entre los más capaces. Cuando un caso llega a sus manos, tienen muy altas probabilidades de que la víctima regrese con vida.
Eso ha sido una bendición para las víctimas, pero tiene una consecuencia no deseada. De alguna manera se provoca que la industria del secuestro sea una segura y eficiente. Los secuestradores saben que del otro lado hay un profesional. Ellos tendrán su lana, no matarán a nadie y a lo que sigue…es decir, al secuestro que sigue.
Tal vez por eso es que hace unos días, en entrevista con Joaquín López-Dóriga, el secretario de Gobernación, al hablar de la nueva estrategia contra el secuestro, dijo lo siguiente: “Si me lo permites, lo digo, no estamos buscando negociadores, no estamos buscando cómo regresar con vida solamente a la víctima después de que además el afectaron su patrimonio, queremos detener a los delincuentes y sobre eso vamos a trabajar mucho, y por supuesto que ésa es parte de la estrategia que vamos a presentar en los próximos días”.
Una cosa es cierta: en países donde se han reducido los secuestros, algunas de las medidas tomadas: congelación de cuentas bancarias o que sea delito pagar a un secuestrador son efectivas, pero tienen un periodo en que se pierden vidas.
No es sencillo el dilema y habrá que esperar a este miércoles para ver cómo lo resolvió el secretario Osorio cuando presente su nueva estrategia para combatir el delito que más ha aumentado en los últimos meses.