El efecto psicológico
Tal parece que comienza a cambiar ese dejo de derrota en la psique nacional que es producto de la semilla de no menos de un historiador mal intencionado.
¡Una vez más nos quedamos en octavos! ¡Una vez más el ya merito! ¡Una vez más se jugó como nunca pero se perdió como siempre! ¡Una vez más faltó ese algo que aún no sabemos qué es o por qué no llega!
Salvo una cosa diferente. No hubo una generalización de expresiones derrotistas que suelen acompañar estos resultados. A diferencia de otros años, no fue el clásico: lo sabíamos, para qué lo vemos si ya sabemos que van a perder.
Como pocas veces sí se creía con cierta firmeza en el resultado positivo. Independientemente del acabose del Mundial 2014 para nosotros, tal parece, al menos parece, que el mexicano empieza a creer en sí mismo.
Tal parece que comienza a cambiar ese dejo de derrota en la psique nacional que es producto de la semilla de no menos de un historiador mal intencionado que culpa a todo y a todos de la condición de México. Que si los españoles nos conquistaron, que si lo extranjero es por ende superior a lo nacional.
Tal parece que el mexicano empieza a verse a sí mismo en el mapa del concierto de las naciones para ocupar su lugar único en dicho conjunto, al menos en apariencia. Cuánta falta hace esto. Aún con retos circunstanciales como la cercanía a E.U., o como dirían algunos. “México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.