El ejemplo de Barros Sierra, vigente

La posición del rector de la UNAM contra el gobierno de Díaz Ordaz le costó un constante hostigamiento por parte del oficialismo, sin embargo nunca abandonó su lucha a favor de la educación.

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Poco nos dice a los universitarios de hoy el nombre de Javier Barros Sierra. Bisnieto del periodista y escritor yucateco Justo Sierra O' Reilly, el ingeniero Javier fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México durante el Movimiento Estudiantil de 1968, el cual marcó la historia nacional en cuanto a unidad y protesta social se refiere.

La trascendencia y el alcance histórico de dicho movimiento se logró, en parte, gracias a la integridad, conciencia y valentía de Barros Sierra, personaje que en todo momento fue respaldo para la voz de estudiantes, profesores y trabajadores. El 30 de julio de 1968, el rector de la UNAM encabezó una protesta contra las represiones a la Universidad por parte del Gobierno Federal, las cuales ya habían dejado jóvenes muertos. En ese memorable evento, en el que se izó la bandera a media asta como señal del luto universitario, Barros Sierra expresó lo siguiente:

“Hoy es un día de luto para la Universidad: la autonomía está amenazada gravemente. Quiero expresar que la institución, a través de sus autoridades, maestros y estudiantes, manifiesta profunda pena por lo acontecido. La autonomía no es una idea abstracta, es un ejercicio responsable, que debe ser respetable y respetado por todos. Una consideración más: debemos saber dirigir nuestras protestas con inteligencia y energía. ¡Que las protestas tengan lugar en nuestra Casa de Estudios! No cedemos a provocaciones, vengan de fuera o de dentro. La Universidad es lo primero, permanezcamos unidos para defender, dentro y fuera de nuestra casa, las libertades de pensamiento, de reunión, de expresión, y la más cara: ¡nuestra autonomía! ¡Viva la UNAM! ¡Viva la autonomía universitaria!”.

La posición que el rector tomó contra el gobierno de Díaz Ordaz le costó un constante hostigamiento por parte del oficialismo, sin embargo, él nunca abandonó su lucha a favor de la educación. Los universitarios de hoy y ciertos rectores deberíamos aprenderle algo a Javier Barros Sierra. 

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