El hombre en el recuerdo

Me quedo con la imagen de ese hombre perfecto, ese que, entre sueños, me regalaba un “para siempre” con un beso en la frente.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Me quedo con la imagen surrealista, el recuerdo de ese hombre perfecto que se levantaba a medianoche para reforzar su abrazo aferrándose a mi cuerpo, para cuidar mi sueño, para comprobar que yo dormía. 

Me quedo con la imagen de ese hombre perfecto, ese que, entre sueños, me regalaba un “para siempre” con un beso en la frente, medio dormido, medio despierto, un beso sincero.

Me quedo con ese hombre, entre sueños, entre las noches que ya no comprendo, entre pausados y aburridos amaneceres, donde todo lo que me levanta es la luz del fuego a lo lejos, y ya no un beso, o su presencia en silencio.

Me quedo con ese hombre de la mirada infantil con destellos sabor a miel, el de la sonrisa imposible. Me quedo con el hombre de mis sueños, pero sin más amaneceres o el murmullo a medianoche de palabras que no comprendo. Me quedo ya sin más tequieros, pero me quedo con el hombre de mis sueños. Y medio dormida, medio despierta, me quedo con dos tazas de café por la mañana y un falso paraíso entre recuerdos, en desvelo, con un anhelo sincero, el del recuerdo de ese hombre imperfecto, que se despertaba a medianoche a comprobar que yo no era un sueño.

Lo más leído

skeleton





skeleton