El índice Guarura, una propuesta
¿Soy solo yo, o cada vez hay más coches escolta, oscuros, con tumbaburros, ese artefacto tan ochentero, con los vidrios entintados, ofendiendo automovilistas y peatones con la arrogancia de otros tiempos?
Si como dicen el presidente Enrique Peña Nieto, el secretario Osorio, muchos gobernadores y presidentes municipales y algunas cifras concentradas en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública se ha reducido la violencia y la inseguridad, ¿por qué veo cada vez más guaruras en las calles?
¿Por qué las empresas de seguridad privada están en tiempos de bonanza? ¿Por qué no han quebrado las empresas de blindaje de autos, por qué cada vez veo más civiles armados?
¿Soy solo yo, o cada vez hay más coches escolta, oscuros, con tumbaburros, ese artefacto tan ochentero, con los vidrios entintados, ofendiendo automovilistas y peatones con la arrogancia de otros tiempos?
Algo no me cuadra.
Veo el registro de empresas privadas de seguridad autorizadas por la SSP del DF en Modalidad I (protección y seguridad personal) y son más que hace unos meses.
Y aunque ayer no estaba funcionando el servidor del registro que mantiene la CNS de empresas que funcionan en más de un estado, me dicen que no son pocas, ni pobres, las empresas que de eso hacen su negocio. Me asomo a Masaryk, una calle en la que la renta no es barata, y mientras los restaurantes y comercios sufren, los negocios de blindajes de autos florecen.
Tampoco veo a funcionarios públicos, ni gobernadores ni algunos presidentes municipales reducir sus guardias; al contrario, hasta donde sé, el Estado Mayor no ha reducido la protección a nadie.
Entiendo que en el ámbito privado algunos traen guaruras nomás por aparentar. Pero son pocos. Nadie, menos los ricos, gastan esa cantidad sin necesidad. Me dicen, no lo he verificado, que el registro de armas ante la Sedena no ha disminuido.
En fin, los ricos, los poderosos, los empresarios, siguen teniendo miedo.
Por eso propongo que nuestra medición de éxito en el combate a la inseguridad sea el índice Guarura. Que midamos cada mes la salud de las empresas de seguridad privada, altas y bajas de sus registros ante las autoridades, el empleo que generan, el número de armas en manos de civiles reportadas a la Sedena, el número de peticiones de blindajes, su calibre; el número de ventas de Suburban negras y de entintados de vidrios.
Veamos cuántos policías y soldados asignan los gobiernos a proteger a sus miembros, y con todo esto tratemos de saber cuánto miedo tienen los que más tienen, las élites del país. Multipliquémoslo por 15, y que eso sea el índice por el cual midamos si el país es más seguro que ayer.