El juego de Peña

Será 2014 el año en que se probará si Peña y su equipo tienen la capacidad para volver realidad sus promesas de crecimiento económico.

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Hoy presentará el presidente Enrique Peña Nieto la iniciativa de reforma hacendaria, poco después de que su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, entregue a la Cámara de Diputados la propuesta de Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos para el año 2014.

De esta manera estarán ya prácticamente todas las fichas en la mesa, pues aprobadas las reformas laboral, educativa y financiera quedan por sacar adelante las más importantes para la administración peñanietista: la energética y la hacendaria, porque representan las herramientas que necesita a fin de poder contar con los recursos para concretar su proyecto social, que tiene su máxima expresión en la Cruzada Nacional contra el Hambre.

El diseño del gobierno de Peña Nieto necesita que a las arcas de la Federación entre mucho, pero mucho dinero, para lograr cumplir los compromisos hechos en campaña y consolidar su proyecto de gobierno, pero sin las reformas hacendaria y energética no podrá conseguirlo.

Hay que reconocer que no es poca cosa que, tras 18 años de parálisis política, económica y social inaugurados con el gobierno de Ernesto Zadillo y continuados con los de Vicente Fox y Felipe Calderón, se haya conseguido poner en marcha un mecanismo de concertación política como el Pacto por México, que desembocara en acuerdos en el Congreso que no habían sido posibles en casi dos décadas.

Sin embargo, será 2014 el año en que se probará si Peña y su equipo tienen la capacidad para volver realidad sus promesas de crecimiento económico, bienestar social, seguridad y estabilidad, pues terminada la transición del gobierno panista, la aplicación de recursos y programas será total responsabilidad del gobierno priista y ya no será admisible pretextar lastres de la anterior administración para justificar errores o ineficacia.

Por eso le urgen al Presidente las reformas energética y hacendaria y por eso ya apostó todo. Sus opositores harán todo por desbarrancarlas, en la estrategia de mantener la crisis como ruta al poder. El precio de no lograr estas reformas sería que el proyecto de Peña Nieto se trunque y en los hechos su sexenio se acabe este año. Hay mucho en juego sobre la mesa y no es poca cosa, se trata del futuro de México.

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