El lado oscuro de la luna

Rosely Quijano: El lado oscuro de la luna

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A la memoria de don Martiniano Alcocer

Aunque toda nuestra atención ha estado concentrada y bombardeada por cifras alarmantes de la pandemia, hay otra enfermedad que debiera poner el semáforo en rojo: la depresión. Tan sólo en el primer trimestre de 2021 hubo 67 suicidios en Yucatán, y en los meses contiguos va en aumento; pero de los síntomas y tratamientos de la depresión casi nadie habla, por eso esta enfermedad está rodeada de tabús y mitos que ocasionan que no se acuda a la ayuda psicológica y/o psiquiátrica que se requiere en estos casos.

“En la depresión vemos solamente el lado oscuro de la luna”, dice el escritor Mauricio Montiel Figueiras en su libro “Un perro rabioso. Noticias desde la depresión” (Ed. Turner). Un libro basado en las publicaciones de su cuenta de Twitter donde contaba su día a día con este padecimiento en un hilo narrativo donde se tejen fragmentos con tintes de crónica, ensayo, diario y autobiografía. En sus páginas se encuentran datos médicos y científicos acerca de la enfermedad, pero también diversos ejemplos de representaciones que hay de ella en la literatura y las manifestaciones artísticas a lo largo del tiempo, escritores y artistas depresivos, y los suicidas como Pizarnik, Alfonsina Storni, Virginia Woolf, Yukio Mishima o Yasunari Kawabata, entre otros.

Padecer depresión es tener latente el miedo de la mordedura del perro rabioso, ver únicamente el lado oscuro de la luna, la ansiedad es la piedra de Sísifo que nunca te deja llegar a la cima y ver otra realidad. Como cualquier enfermedad requiere un tratamiento psicológico o psiquiátrico y, en su caso, medicación. Por eso es muy importante el mensaje de este poderoso libro para quienes padecen o conviven con alguien con este trastorno, pues “la depresión no se cura: se entiende”, dice Juvenal Acosta con total razón.

Un poco en la poesía de Alejandra Pizarnik hace años empecé a identificarme y a entenderla, después vino la aceptación y buscar ayuda médica, y lo que queda hoy es la lucha de todos los días por mantenerme alejada y silenciar los ladridos del perro rabioso, cargar la piedra de Sísifo con la esperanza de un día poder salir del pozo y ver algo de luz; es algo así como lo describe Montiel: “La sensación más terrible del trastorno depresivo es el aislamiento. Vivo en mi casa del vacío a la espera de que alguien llegue de visita. La puerta principal, sin embargo, permanece silenciosa: no hay nudillos que la golpeen”.

Al terminar me doy cuenta que he leído a muchos autores que padecieron depresión y personajes construidos en la literatura que la representan, pero este libro es esa lectura que te recomiendan y lo necesitas, el que mientras lees te encuentras ahí pensando en que sí llegará el día que puedas cruzar la negrura para contemplar el otro lado de la luna. Deseo, como el autor, que llegue a otras manos que en este momento están escuchando los ladridos y luchando por volver a ver el brillo de las estrellas.

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