El merecidísimo homenaje al Tri

Una maravilla de optimismo que nos haría pensar que, como los alemanes, nuestros ratones verdes no dejaron a su paso por los caminos de Tieta do Agreste solo un tiradero de lágrimas.

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Como los logros en el Mundial de Brasil estuvieron al nivel de las grandes maravillas deportivas de nuestro tiempo, y son un ejemplo para la patria en su conjunto, la selección mexicana fue invitada a comer en Los Pinos.

Fueron tales las loas del Ejecutivo en ese espléndido ágape, que cualquiera con menor sentido de prioridades de la mexicana alegría habría creído que ese animado grupo de futbolistas se habrían propuesto para hacerle marcación personal a los menores migrantes no acompañados hasta llegar con bien al otro lado del río Bravo. Y es que los reconocimientos fueron tan grandilocuentes que parecía que celebraban el descubrimiento de un remedio para evitar la corrupción lo mismo en Verificentros como en la Judicatura. 

Una maravilla de optimismo que nos haría pensar que, como los alemanes, nuestros ratones verdes no dejaron a su paso por los caminos de Tieta do Agreste solo un tiradero de lágrimas, sino también un hotel, ambulancia y centro deportivo autogestivo y autosustentable que le fue donado a la comunidad. Ya se sabe, lo de los teutones fue culpa de Marx. 

El entusiasta discurso de El Piojo Herrera parecía inspirado en los mejores ejercicios oratorios de los grandes héroes del PRIcámbrico temprano, luego de elogiar a sus muchaches que se la rifaron en el césped y a los compatriotas que brillaron en las tribunas (el “Eeeeeeeehh, puuutooo!”, lo platicamos por separado), nomás le faltó el clásico “Soy responsable del timón, pero no de la tormenta, ni del arbitraje, ni de los clavados de Robben, y ni siquiera de haber cuidado un triste golecito”. 

Por supuesto, los amarguetas de siempre, aquellos que no supieron valorar la autoridad, el esfuerzo y el desempeño de este TRI glorioso que jugó como siempre y perdió como de costumbre dirán que con la nueva ley sobre publicidad de productos chatarra, ya no deberían de haber estos ejercicios de autocomplacencia. 

Solo espero que en la reforma energética, ahí tras el oscuro rincón y las caricias mustias que hay entre la ocupación temporal o la expropiación (que son los nuevos “Uca uca, el que se lo encuentra se lo emboruca”), hay un apartado en el que por decreto, al calce se confirma que el Tri de México pasará a disfrutar del quinto partido aunque les meta siete goles el rival correspondiente. 

Una goliza que solo sería comparable con la que Gastón Azcárraga le puso a la justicia con su preponderancia en materia de amparos.

¿No  que iban a poner orden a La Bestia? 

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