El mito de la juventud

Jack Andraka en su discurso incluyó un fuerte reclamo a la aristocracia científica pues, según él, hay mucha documentación de valiosas investigaciones por las que hay que pagar.

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Jack Andraka, a los 15 años, decidió intercambiar un verano adolescente, con sol, fiestas y chicas, por dos meses de investigación. El resultado de esta “aventura” fue un sensor de papel capaz de detectar cáncer de páncreas, pulmón y ovarios y le significó premios, exposición mediática internacional y cientos de miles de dólares para desarrollo. 

A diferencia de las pruebas de cáncer actuales que pueden valer 800 dólares, su sensor es 168 veces más rápido, 26,000 veces menos costoso, más de 400 veces más sensible y solo tarda 5 minutos en hacerse. 

Para cuando mencionó que puede detectar el cáncer en las etapas más tempranas, cuando alguien tiene casi 100 por ciento de probabilidades de sobrevivir, los asistentes al Festival de las Mentes Brillantes, en Puebla, estaban boquiabiertos. 

Fue capaz de convertirse en investigador e innovador de la noche a la mañana con el poder de Google y Wikipedia, mientras en México los profesores siguen recomendado evitarlos.  

Sin embargo, su discurso incluyó un fuerte reclamo a la aristocracia científica pues, según él, hay mucha documentación de valiosas investigaciones por las que hay que pagar, lo que discrimina el conocimiento, dificultando el acceso de millones de personas y el avance de la ciencia. 

También necesitaba un laboratorio de verdad y supuso que sería fácil recibir el apoyo de alguna universidad. Envió solicitudes y pese a que 199 de 200 profesores no le contestaron, obtuvo una respuesta y el laboratorio que le permitió desarrollar su sensor, el cual, él admite, podría tardar entre 5 y 10 años en lograr los permisos para comercializarse en Estados Unidos. 

¿Cuándo es tiempo de cambiar al mundo? ¿Cuándo se deja de ser “demasiado joven” para hacer algo de valor? ¿Cuándo empezar a divertirnos, pero emprendiendo? 

Cuando fui adolescente escuché frases como “diviértete ahora que puedes”, “disfruta tu adolescencia”, “lo más importante es la escuela”, “tu única obligación”, etc. Es tiempo de romper con este mito, pues protege al divino tesoro de la juventud, pero del éxito.

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