El momento de Osorio Chong (aquí no hay templete)

Fue el titular de Segob quien insistió en juntar bajo su mando los asuntos de gobernabilidad, gobernación, relación con los estados y municipios, la oposición y los asuntos de seguridad.

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Sigo tratando de descifrar cuál fue la intención de Jesús Murillo Karam, la semana pasada, cuando citó a una conferencia de prensa para hacer una cronología de lo sucedido aquella fatídica noche de Iguala.
No dijo mucho nuevo en términos de narrativa sobre aquella noche fatídica —lo más importante lo habíamos escuchado en boca del procurador de Guerrero, otras de sobrevivientes y estaba en crónicas de prensa. 

Tal vez intentó apaciguar los ánimos de la marcha o trató de atemperar las acciones que seguían. No lo sé. Porque a cambio de eso hizo una afirmación, con base en la declaración de un delincuente, que perseguirá a este gobierno, al país, por muchos años.

Entiendo que los últimos ocho años nos hemos acostumbrado a muchas cosas pero nunca, hasta donde recuerdo, el Ministerio Público —representante social, le llaman— nos había dicho que un presidente municipal, propuesto y cobijado por una de las principales fuerzas políticas del país, en una ciudad de más de 100 mil habitantes, se había servido de su policía municipal pagada con impuestos para secuestrar y tal vez matar a 43 jóvenes mexicanos. Además, por una especie de berrinche.

Quiero ver quién explica eso con bonitas palabras en el extranjero a inversionistas que vengan a poner su dinero en, por ejemplo, Tamaulipas.

Pero eso hoy es lo de menos.

Renunciado Aguirre, irrelevante el nuevo gobernador, quemados el
resto por sus cercanas o lejanas relaciones y omisiones respecto a Iguala y Abarca, inimaginables las reacciones cualquiera que sea el resultado de la búsqueda, hoy el asunto es político.

Es pues el momento del secretario de Gobernación.

Fue él quien insistió en juntar bajo su mando los asuntos de gobernabilidad, gobernación, relación con los estados y municipios, la oposición y los asuntos de seguridad.

Fue él quien frente a otras opiniones en el equipo de transición, que advirtieron del peligro de contaminar una función con la otra, convenció al Presidente de quedarse con todo.

Fue él quien patentó lo de la coordinación como estrategia y celebró anticipadamente algunos números creyéndolos permanentes.

Pues el momento llegó.

Tiene, como quiso, todas las herramientas a la mano.

Frente a las protestas que crecen, frente a los criminales que se esconden, frente a los partidos que se lavan las manos de cara a las elecciones intermedias.

Es el momento del secretario de Gobernación. 

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