El mundo de cabeza

Hace días que pienso en el peligro de la depresión. El mundo sacudiéndose con la decisión de quienes mandan a bombardear...

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Hace días que pienso en el peligro de la depresión. El mundo sacudiéndose con la decisión de quienes mandan a bombardear al de junto, o simplemente al que no piensa como ellos, y el peligro que desata una guerra. En esos que se erigen en destino y deciden el final que tendrá la historia del otro, al mismo tiempo lees del Ébola, su desarrollo y alcances y así, continúan las malas noticias aderezadas con videos sobre la manera pública de mostrar lo que hacemos en privado con otros.
 
La depresión afecta en el mundo a millones de personas, sin importar su nivel socioeconómico, su país de origen, creencias o cultura. Depresión es el nombre de un trastorno que daña al organismo, el ánimo y hasta la manera de pensar. 

Se utiliza el término comúnmente como sinónimo de tristeza. Sin embargo la depresión poco tiene que ver con una sensación pasajera de melancolía, y así como existe un gran desconocimiento de sus características, tampoco muchos saben que es una enfermedad perfectamente controlable y hasta reversible con el tratamiento adecuado.

Para la Organización Mundial de la Salud, unas 350 millones de personas son afectadas por la depresión, lo que se complica si es de larga duración, pues altera las actividades laborales, escolares y familiares, y es la causa de aproximadamente un millón de muertes anuales.

Es triste ver cómo aumenta el número de personas que a pesar de su belleza, talento y ventajas en la vida diaria sólo pueden ver un panorama atemorizante que las deja inmóviles o las obliga a permanecer en un ambiente hostil, incapaces de distinguir lo que puede hacerles una vida menos complicada.

Aunque hay tratamientos eficaces para la depresión, más de la mitad de los afectados no los recibe. La OMS asegura que las personas con depresión no siempre se diagnostican correctamente, ni siquiera en algunos países de ingresos elevados, mientras que otras que en realidad no la padecen son diagnosticadas erróneamente y tratadas con antidepresivos.
Los motivos para perder la dirección son muchos, pero la responsabilidad de tomar la decisión de tener una mejor vida recae en nosotros.

La depresión y otros trastornos mentales están en aumento y podría deberse a factores sociales, psicológicos y biológicos, que también generan más estrés.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Epidemiología Siquiátrica 2003, en México uno de cada cinco individuos presenta al menos un trastorno mental en algún momento de su vida. El más frecuente es la ansiedad, mientras que los trastornos afectivos ocupan un lugar menor.

Al final como seres humanos deberíamos hacer una reflexión sobre el valor que como personas tenemos para dejar lo que nos daña y tomar las riendas a fin de hacer lo que debemos, aunque parezca complicado, difícil o casi imposible.

El tema es buscar la oportunidad en las crisis. 

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