El PAN desperdicia el poder

El PAN se sacó la lotería al postular a Carlos Joaquín González como candidato a la gubernatura...

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El PAN se sacó la lotería al postular a Carlos Joaquín González como candidato a la gubernatura, pero sus figuras más visibles no están a la altura del histórico desafío. Y no es un asunto de percepción, sino de resultados obligados que deben comenzar a fluir.

La mayor posición del panismo la tiene en su poder Eduardo Martínez Arcila como Presidente de la Gran Comisión del Congreso, pero este poder no ha sido tan efectivo y se ha consolidado como una instancia subordinada, sin iniciativas propias. Porque la marginación humillante fue el reclamo añejo del PAN, y ahora tiene la oportunidad de impulsar esos cambios.

Fui testigo de episodios tan dolorosos para el panismo, porque en casi todas las Legislaturas sus propuestas fueron bateadas y enviadas a la congeladora, como una noble iniciativa anti alcohol presentada por el diputado y dirigente panista Miguel Martínez Martínez, a principios de la década de los 90 y cuando estaba en su apogeo el gobierno de Miguel Borge Martín.

El PAN es el partido opositor más antiguo en el estado, y sus figuras más visibles deben comprender que la conquista del poder fue un medio y no un objetivo. Pero en el panismo de nuestro tiempo predomina un comportamiento tan ajeno a los supremos objetivos de aquellos panistas que fueron soñadores de la política, como don Fernando Lizama Arjona.

Los políticos blanquiazules no están haciendo la diferencia en las posiciones que ocupan, comenzando por un Poder Legislativo cuya única diferencia consiste en el cambio de camiseta, sin acciones de fondo que son obligadas en una Legislatura que apartó al PRI de la toma de decisiones., desterrándolo de la Gran Comisión.

Desde principios de la década de los 90 presencié los movimientos más destacados de un Congreso que siempre fue dominado por el PRI, hasta la Legislatura inaugurada en 2005, cuando el convergente Manuel Valencia Cardín se apoderó de la Gran Comisión, aprovechando la vulnerabilidad de un PRI que prefirió pactar con el PAN y con Convergencia para evitar el arribo de la peligrosa plaga perredista chachista.

Los panistas tienen que hacer una reflexión, ya que están desperdiciando un poder que les cayó del cielo porque sus méritos electorales fueron inofensivos por décadas.

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