El PAN en su laberinto

Al gobierno le queda claro que es el aliado necesario para transitar hacia las reformas.

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El PAN ha superado el reto más serio de su etapa pospresidencial. La asamblea de hace ocho días, a pesar de las diferencias y de un discutible esquema de elección de dirigencia deja un saldo favorable al partido. La derrota del calderonismo es inequívoca. G

ustavo Madero se ve fortalecido, pero las heridas de batalla aconsejan que una nueva dirigencia consecuente con el nuevo equilibrio de poder se haga cargo del partido. También pierden los senadores calderonistas, con una agenda que poco tiene que ver con el país o el PAN. 

El sondeo de preferencias realizado por Reforma indica que el apoyo a Ernesto Cordero tiene poco respaldo entre los panistas convocados.

El desafío del PAN es hacia fuera y consiste en qué hacer con el poder que le ha concedido el retiro del PRD de los acuerdos. El PAN tiene ahora una circunstancia privilegiada. Al gobierno le queda claro que es el aliado necesario para transitar hacia las reformas. 

La mezquindad calderonista quiere reventar al Pacto y las reformas con exigencias imposibles; Madero tuvo la inteligencia de anticiparse al PRI y al gobierno al plantear una reforma energética audaz y profunda. El PAN rebasó por la derecha y dejó fuera de sitio a sus aliados del PRD, quienes le sirvieron para mantenerse en la gubernatura de Baja California, tema fundamental para que Madero se impusiera frente a sus enemigos internos.

El PAN necesita votos y tiene una base de simpatizantes consistente. La clave no está en la reforma electoral, sino en jugar con sus propios términos y objetivos frente al PRI y al PRD y esto se concreta en los comicios locales de 2015: ganar o quedar como la principal fuerza opositora. 

En julio de 2015, además de la elección intermedia federal y otras en seis estados, habrá nueve elecciones de gobernador. El PAN tiene mucho por ganar y poco qué perder. 

En varios estados puede regresar al gobierno local. Desde ahora se advierte que los comicios para elegir gobernador en Michoacán representan la disputa principal en donde concurren como opción las tres principales fuerzas políticas.

El PRD requiere de coaliciones; las deberá buscar con el PAN y también con el PRI. Para entonces uno de sus objetivos será superar la amenaza que le representa Morena, especialmente en el DF, Estado de México, Tabasco y Morelos. 

El pragmatismo es el camino para resolver la dificultad histórica del PRD en elecciones intermedias. Además deberá defender Guerrero y mantenerse competitivo en Michoacán; tiene dos buenos prospectos de candidatos, el senador Armando Ríos Piter y el coordinador de los diputados Silvano Aureoles.

Por su condición de partido gobernante, el PRI mantiene una posición de fortaleza. Además, de los tres partidos es el que tiene más territorio por defender. A diferencia del problema que padecía el PAN cuando gobernaba, el PRI entiende mejor sus responsabilidades como fuerza gobernante en el debate público y en la conformación de los consensos. 

El reto es julio de 2015; hay tiempo para contender con fortaleza en las nueve elecciones de gobernador, así como alcanzar en la elección federal 42.2% de los votos y 163 triunfos distritales, indispensables para ganar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. El PRI deberá flexibilizar postura para construir alianzas con partidos en el nivel local más allá del PVEM y del Panal.

A pesar de las diferencias y la lluvia de insultos entre correligionarios, el PAN mantiene buena imagen ante el electorado. Madero ha mostrado habilidad en el frente interno y externo. 

Felipe Calderón ha tenido el cuidado de mantener bajo perfil, aunque sus asociados sean la causa principal de desgaste del partido y el desprestigio que arrastra a muchos, particularmente a Ernesto Cordero, un economista de talento al que la política lo ha despojado de identidad y que lo ha hecho mostrarse mezquino y ausente en temas a la medida de su experiencia y potencial. 

Cordero propone de lo que no sabe: reforma electoral y política. Y elude en lo que sí es autoridad: finanzas públicas y reformas estructurales.

La crisis del PAN también ha revitalizado a muchos políticos como Ernesto Ruffo, Santiago Creel, Diódoro Carrasco, Héctor Larios y, especialmente, Josefina Vázquez Mota. varos se apuntan para reemplazar a Madero: el ex gobernador Oliva, el senador Romero Hicks y Héctor Larios. Josefina a la expectativa. 

Los jóvenes prominentes durante el gobierno de Calderón no están dando el ancho por no entenderse en sus propios términos y participar del propósito de desgastar a Madero. También aparecen nuevos activos como potencial y futuro. Allí están, entre varios, el nuevo coordinador del Senado, Jorge Luis Preciado o los diputados Ricardo Anaya y Luis Alberto Villarreal.

El PAN ha pasado por las dificultades propias de un partido que perdió el poder nacional que detentó por más de una década. La ruta hacia delante es lo que importa. Por ahora actúa con acierto en su propio bien y en el del país.

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