El pepino de mar

La demanda de este equinodermo ha alcanzado niveles muy altos, sobre todo en Asia, dadas sus supuestas propiedades vigorizantes.

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El pepino de mar es una de las especies que generan fuertes ganancias a un sector muy reducido del ramo pesquero y cuya explotación complica parte del ecosistema marino, ya que su función en muy importante. Existen alrededor de 1,400 variedades de holoturias y una de ellas, conocida popularmente como pepino de mar, habita en aguas de mediana profundidad. Su demanda ha alcanzado niveles muy altos sobre todo en Asia, dadas sus supuestas propiedades vigorizantes. Se trata de un equinodermo que influye en el reciclado de nutrientes y en la oxigenación del sedimento de los fondos marinos, según los científicos.

En el litoral yucateco su captura no está prohibida, aunque tampoco suficientemente regulada, y el pescador furtivo se ha echado a la mar para llevar al cabo una actividad ilícita que puede sancionarse con altas multas y hasta con cárcel. Un sector muy identificado por las autoridades es el que se aboca a la captura de esta especie sin importar sus complicaciones legales, pues las ganancias son muy altas, ya que, según se dice, un ejemplar de pepino de mar ya procesado alcanza los 30 dólares, y cada captura registrada de la especie es de más de 200 kilos. Actualmente, se pescan más de 60 especies en 70 países del mundo, que dirigen su exportación al continente asiático, dispuesto a pagar lo que el bolsillo del consumidor en su origen no puede: entre 300 y 500 dólares el kilo, cantidad que se dispara si el destinatario es el mercado chino.

Al pescador furtivo que se adentra en las aguas del Caribe en inmersión libre, sin señalizar su ubicación y, por tanto, arriesgándose él y poniendo en peligro a otros, el cliente que le interesa es el asiático. Las investigaciones alcanzan también el internet, porque a través de la red los intermediarios ofrecen el producto. Incluso el propio furtivo se "vende" como gran conocedor de los mejores bancos de pepino de mar. Si se llegara a autorizar una nueva captura de esta especie podría llegar a la devastación a mediano plazo y la función de limpiador del lecho marino podría verse comprometida y a su vez se comprometería a otras especies.

Creo que es tiempo de que salvemos nuestros mares y se regule de manera muy estricta la explotación de las especies de todo tipo, para mantener sanos los océanos y que no exterminemos las especies que durante muchos años nos han alimentado, sobre todo en la época de la Cuaresma. 

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