El poderío nuclear como herramienta persuasiva

La continua ambición de los villanos no tiene límites más que los que la propia naturaleza les impone...

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La continua ambición de los villanos no tiene límites más que los que la propia naturaleza les impone, o las leyes o las barreras que otros hombres pongan en su camino para cercar su piratería. 

A lo largo de la historia, las naciones se han visto delimitadas en sus políticas expansionistas o intervencionistas por el temor a las represalias de otros más poderosos que ellos o de que surjan uniones que resulten en poderes que los aplasten. Tal fue el triste caso de la Alemania Nazi, que tuvo a bien echarse encima a absolutamente todo el mundo menos Japón e Italia. Quedarse solo haciendo travesuras es un pésimo plan y Hitler lo comprobó cuando, ante su maldad, se unieron hasta el aceite y el vinagre, como la URSS y Estados Unidos en su contra. El Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, anda por el mismo camino y recientemente acaba de pavonearse con otra de sus bravuconerías, amenazando a “sus socios” con el poderío nuclear que la mal habida Unión Soviética le dejó. 

Los más jóvenes han tenido la fortuna de criarse en un mundo sin amenazas nucleares reales, pero mi infancia se desarrolló en plena Guerra Fría. Crecí con el constante temor de que un piloto ruso envalentonado o un gringo borracho fueran a apretar el botón equivocado y terminaran plantándome encima una bomba de 10 megatones.

Las ambiciones expansionistas de la URSS y de Estados Unidos siempre se vieron limitadas por el temor de una segura destrucción mutua (junto con todos nosotros, que ni vela tenemos en el entierro, claro está). Me resulta muy triste escuchar las mismas palabras de amenazas y de fatalismo que pregonaban esos ancianos amargados y embotados en vodka perpetuados en el poder de la antigua URSS, palabras que eran respondidas por otros ancianos embotados en whisky de este lado. 

A la larga, Putin es el mismo perro rabioso pero revolcado, criado en un ambiente de nacionalismo sin razón, producto del peor flagelo que ha tenido la humanidad: el experimento comunista, que creó una especie de hombre sin compasión y sin valores. 

Espero que las palabras estúpidas de un macho alfa no sean respondidas por el gobierno de Estados Unidos en el mismo tono y simplemente sigan vigilantes y en silencio. Rusia podrá amenazar con su poderío nuclear, pero Estados Unidos también lo tiene, así que a la larga, estamos igual de protegidos que hace 40 años por el poder persuasivo de la autodestrucción, por más irracional que suene. Es muy triste que un hombre en pleno siglo XXI amenace a la humanidad una vez más con “La suma de todos los miedos” como la llamó el escritor Tom Clancy.

PS: Sigue inexorable el avance de ISIS en Irak y Siria, espero que mis ojos nunca vean la neblina de un Califato alzarse en Medio Oriente. El terror que despliegan es impactante y piensan horrores de cada uno de nosotros y odian nuestra forma de ver la vida y el mundo…

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