Par de días antes del sábado, en que se diera a conocer (por The Guardian) que Estados Unidos pagó sumas millonarias a Facebook, Google, Microsoft y Yahoo para que ajustaran su tecnología a las necesidades de los servicios secretos en los programas de vigilancia en la red como “PRISM”, Mark Zuckerberg, fundador del Facebook, había lanzado el proyecto “Internet.org”, una sociedad global con otras empresas importantes en el mundo de la telefonía celular principalmente, con el objetivo de ampliar el acceso a internet en países pobres (como América Latina), donde el mercado no está saturado y hay un gran potencial de crecimiento.

Siendo fuertemente criticado con el argumento de que la red social y sus socios sólo buscan ganar nuevos mercados, el proyecto propone ampliar el acceso a la web para 5 mil millones de personas, buscando reducir costos desde los teléfonos celulares, siendo que en el mundo sólo un tercio de la población total cuenta con el servicio.

Con lo anterior, buscará simplificar las aplicaciones móviles (app), mejorar los componentes de celulares y las redes y para lograr su objetivo: “la sociedad se comprometió a desarrollar proyectos conjuntos, compartir conocimientos y movilizar a la industria y a los gobiernos”. 

El proyecto deja claro que Facebook es en este momento la red social más poderosa del mundo y no piensa ceder su lugar ni un centímetro, buscando como toda empresa crecer más.

Me salta la duda de si Facebook tiene algún convenio o compromiso con el Gobierno de México y de los demás países en los que tiene participación y qué tipo de retribuciones recibe.

“Todos tienen derecho a estar conectados”, declaró Zuckerberg, aunque quizás olvidó mencionar: “y nosotros los estaremos espiando”.