El PRI cadavérico

El PRI es cadáver rumbo a los no tan lejanos comicios de 2018

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El PRI es cadáver rumbo a los no tan lejanos comicios de 2018; el Tricolor insepulto no huele precisamente a jazmines, y fuera de la gubernatura en Quintana Roo es un boxeador en decadencia, despreciado y pateado en los barrios bajos tan agresivos y malolientes donde no le perdonan el despotismo que lo distinguió en sus últimos años de reinado, cuando trató con la punta del pie a todos sus súbditos, incluidos panistas y perredistas.

Cuando te acostumbras a tirar la residencia por la ventana para competir electoralmente, eres hombre muerto cuando te tienes que resignar a un presupuesto de hambruna. El PRI es un partido que nació en el poder, y en Quintana Roo todos los que han participado en esa familia no tienen plan B para reemplazar las grandes bolsas que les entregaba su gobernador para hacer política, coordinando campañas o siendo candidatos.

Imaginen al América obligado a participar en la liga con el presupuesto del Atlante segundón. Así de adverso el escenario para un priismo que siempre tuvo su jefe máximo en el gobernante en turno, incluso cuando Joaquín Hendricks los vio sin entusiasmo y hasta con desprecio en sus primeros años como jerarca sucesor de Mario Villanueva I.

El diputado federal José Luis Toledo Medina, “Chanito”, es el principal valor de un priismo sin liderazgos unificados que sigue desperdiciando el tiempo en grillas desgastantes, como en un pleito de comadres irreconciliables. Y mucho les pesa la condena de una sociedad que ya los sentenció con merecido rigor, aunque la justicia oficial tenga vocación de tortuga con muletas.

Los priistas siguen a la defensiva, muy golpeados por la carga de desprestigio que se acumuló en el período de Roberto Borge, cuya fobia hacia Carlos Joaquín González precipitó la caída de un priismo cegado por el triunfalismo y cuya repentina vocación suicida sorprendió a sus tibios adversarios del PAN y PRD.

¿Tendrá el priismo quintanarroense el talento para resucitar? Esta es la incógnita que debe ser despejada en unos cuantos meses. Pero al ritmo que van las esperanzas son nulas. Pero la política partidista es el boletín del estado del tiempo que en estos días beneficia a Morena por el poderío de su próximo candidato presidencial: Andrés Manuel López Obrador. 

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