El que no arriesga...pobre se queda

Por regla de vida sabemos que a mayor riesgo, mayor rendimiento o ganancia.

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Por naturaleza humana e instinto de conservación, siempre tendremos una percepción negativa de las propuestas o proyectos con alto riesgo. Por regla de vida sabemos que a mayor riesgo, mayor rendimiento o ganancia.

Es normal al querer aplicar alguna novedad en las empresas que obtengamos cierta resistencia por parte de nuestros colaboradores; y nuestra labor es convencerlos del cambio positivo y sus retribuciones a la empresa y a ellos mismos.

Te ayudo con 5 elementos que pudieras considerar a la hora de plantearles este tipo de cambios:

1.- Realiza con ellos lluvia de ideas.-  Si integras a la gente en el proceso de creación y adaptación a la nueva idea, lograrás menos resistencia a ella por muy arriesgada que sea. Recuerda que todo es por impulsar a la empresa en el logro de sus objetivos.

2.- Dale tiempo a la idea.- Todo proceso y procedimiento requieren de tiempo y supervisión para lograrlos. Adaptarse es parte del éxito. Si nos desviamos del objetivo momentáneamente, estamos a tiempo de reivindicar para cumplirlo.

3.- Apoya el proceso.- Recuerda que no todas las personas tenemos las mismas aptitudes. Requiere más atención la persona que presente dificultades para el cambio, aun estando dispuesta a aprender y a tener éxito.

4.- Se justo en tus evaluaciones.- Para poder medir los objetivos cumplidos, tienen que ser cuantificables, porque lo que procura es evaluar el rendimiento y la capacidad de cada uno de tus colaboradores para poder emitir un juicio justo y correcto conforme a su desempeño. También es necesario aplicar ese juicio en las responsabilidades delegadas a cada quien.

5.- Muéstrate como eres.- Como buen líder, tienes la obligación de remojarte con tus colaboradores y hacerles saber que también asumes riesgos y responsabilidades con ellos y que también estás consciente de tus éxitos y fracasos como empresario.

Dejemos a un lado nuestros miedos y tomemos las riendas de nuestra vida y nuestra empresa, tomemos riesgos que nos hagan ser mejores personas y mejores empresarios.

Salgamos de la rutina y dejemos las cosas ordinarias por las cosas extraordinarias. Es tiempo de hacer propuestas arriesgadas para dejar de ser monótonos y cambiar la historia.

Porque si no arriesgas… pobre te quedas.

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