El que roba poquito, roba dos veces
El pueblo está harto de demagogia chafa y está con aquellos que acepten con honestidad que son amigos de lo ajeno, pero en proporciones morigeradas.
En un hecho casi insólito, por fin en México no solo ha triunfado la democracia, sino también la justicia poética y la verdad.
El ya mítico Hilario Ramírez, Layín, recuperó su reino en San Blas, Nayarit, en calidad de candidato independiente solo por decir lo que ningún otro político se había atrevido: “Sí robé, pero poquito”, cuando fue alcalde de aquellas tierras, dejando con un palmo de narices al resto de los de su especie que de manera sistemática, aún al ser agarrados con las manos en la masa, viviendo como hijos de charros sindicales, siempre se denominan austeros, humildes y probos.
Y era lógico, el pueblo está harto de demagogia chafa y está con aquellos que acepten con honestidad que son amigos de lo ajeno, pero en proporciones morigeradas. Por eso fue reconocido en las urnas, porque no quiso tirar rollos mareadores, sino desnudarse ante el electorado con todos sus aciertos pero también con todos sus defectos.
Así no habrá duda, los habitantes de esas tierras sabrán a lo que se atienen, su munícipe atracará las arcas pero lo necesario, no como otros que se llevan hasta los ceniceros. Así, necesitamos gente como Ricardo Antonio La Volpe, que después de emprender la graciosa huída luego del show de la podóloga, afirmó que 80% de la selección de Costa Rica fue formada bajo su sabia dirección y, por lo tanto, buena parte de los logros obtenidos fueron gracias a él. De hecho, en cualquier momento asegurará que 80% de lo que hizo Alfredo Di Stéfano fue consecuencia de sus consejos.
Por eso resulta extraño que al delantero holandés Arjen Robben haya superado a grandes como los hermanos Salinas o la maestra Gordillo en el ranking de villanos favoritos de México. Él, que reconoció haberse aventado un clavado, tendría que ser reconocido por los maestros clavadistas que refuerzan con sus acciones en el Congreso los cimientos de la patria.
Y de paso hacerle entender a la gente no es verdad que favorecen en todo a los preponderantes, porque que cuando los depredadores dominantes tengan todo el poder podrían prescindir de ellos como de cualquier empleado contratado vía outsurcing. Como sea, si el PRI ganó carro completo en estas elecciones al viejo estilo del carro completo, imaginemos cómo les irían si su slogan fuera: “Por el bienestar de tu familia, atracamos pero poquito”.
Igual, quizá si el senator Chema Martínez del PAN reconociera que es del Ku Klux Klan, tendría más feligresía.