El regreso de Mario Villanueva
Su regreso a México tiene un sabor agridulce, ya que no retorna como un hombre libre, pues aún tiene pendiente purgar una pena de 22 años.
El ex gobernador chetumaleño Mario Villanueva Madrid pisó ayer suelo mexicano, luego de cumplir una condena de casi siete años en cárceles estadounidenses, donde fue extraditado en mayo de 2010 acusado de lavar dinero para el narcotráfico.
Pero para el querido político chetumaleño el regreso a México tiene un sabor agridulce, ya que no retorna como un hombre libre, pues aún tiene pendiente purgar una pena de 22 años por el mismo delito, aunque su familia tiene todas las esperanzas de que las autoridades federales le otorguen el beneficio de cumplir este tiempo en prisión domiciliaria por su delicado estado de salud.
Porque Mario Villanueva cumple con todos los requisitos legales que establece el Código Penal federal para cumplir su pena en su rancho El Mostrenco en Chetumal, pero la incertidumbre tiene con los nervios a flor de piel a sus seres queridos y los quintanarroenses que lo recuerdan con estima, ya que el desempeño de las autoridades en su caso ha estado lleno de irregularidades desde el principio, y no saben a ciencia cierta si esta vez la Ley se hará valer.
Para muchos Mario es un preso político y su encarcelamiento obedeció a una vendetta presidencial, y los posteriores gobiernos panistas utilizaron su imagen como un ejemplo propagandístico de que en México la justicia alcanzaba incluso a los poderosos.
El ex gobernador priista fue tratado con saña, humillado y victimizado hasta el grado de causarle un problema respiratorio que hoy lo tiene esclavizado a la atención hospitalaria especializada, atención que en ninguna cárcel de México ha de recibir.
Para Mario no hay otra opción más que la prisión domiciliaria, y esto lo sabe muy bien su defensa legal, encabezada en la actualidad por el abogado Mariano Herrán Salvatti, personaje clave en la historia de su detención.
En la Ciudad de México, su salud será evaluada por las autoridades antes de que su expediente pase a manos de algún juez, quien tendrá la presión de decidir si continúa el excesivo castigo en una de las nauseabundas cárceles nacionales, o si lo envía a su casa por el resto de sus días.
En recientes declaraciones, su hijo Carlos Mario Villanueva –diputado local de Encuentro Social– aseguró que la familia está optimista y con la esperanza de que el ex mandatario regrese a su tierra.
Y no están solos, pues miles de quintanarroenses los respaldan y esperan que esta vez la justicia y el trato humano se impongan sobre el revanchismo político de largo aliento.