El repechaje del Piojo en éxtasis

No hay como un gesto de generosidad heroica cuando el TRItánic ha chocado contra el iceberg de su propia estupidez.

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Es tan lógico como que El Piojo Herrera se envuelva en el lábaro patrio y afirme categórico que no puede decirle que no a México, como que Barack Obama explique el espionaje a Calderón y al entonces candidato Peña Nieto con un “Hay cosas que ni yo controlo”. No hay como un gesto de generosidad heroica cuando el TRItánic ha chocado contra el iceberg de su propia estupidez; un sacrificio de quien habrá de salvar a un país que sin Mundial de futbol es como Beltrones sin reformas, como el PAN sin Josefina y el PRD sin cantar aquello de bésame, bésame Chucho, como si fuera este conciliábulo la última vez.

Igual con Obama, que en un afán sintético ha abandonado toda sofisticación para encontrar en el manual de procedimientos del PRIcámbrico temprano respuestas folclóricas para todas las preguntas. Digo, ni que fuera el Gran hermano para tener bajo observación todos los movimientos de su gobierno en materia de espionaje, como si no supiéramos por las películas y las series de televisión que no hay nada más tortuoso y laberíntico que la CIA y la NSA.

Además, parece muy difícil que dadas las circunstancias, a don Barack no se le hubiera ocurrido darle a Calderón algunos tips para no regarla de tan fea manera. O cuando menos que echara de la PGR y la SSPF a personajes tan poco duchos y ciertamente siniestros como Marisela Morales y García Luna Productions. Sí, prescindir de sus servicios igual que hace ahora don Piojo con la turba de inútiles que malamente juegan en Europa. Ése no solo es conocimiento panbolero, sino también sensibilidad frente a la tribuna que exigía esas cabezas.

Aunque siempre he pensado que cualquier forma de espionaje gringo sobre el gobierno mexicano es inútil e innecesario —pues de manera tradicional basta con pedirlo para que se abran todos los archivos, se otorguen todas las minutas, se explique a detalle cualquier duda y se realice con puntualidad cualquier enmienda—, estoy seguro que con todo ese alud informativo Obama habría hecho por piedad algunas recomendaciones para que desde Los Pinos no se mandaran al diablo las instituciones.

Lo que sí habría que decirle a Obama es que si no pueden controlar a sus agencias en México, por lo menos que dispongan de un protocolo obligatorio para que no lleven nombres chafas como Whitetamale.
Eso sí es ofensivo, incluso más que la selección sea americanista. El repechaje dirá si vive. 

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