El rescate de Michoacán y la tragedia mexicana

Como con el presidente Calderón, démosle tiempo al nuevo gobierno.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Después de conversar con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el subsecretario y vocero en seguridad, Eduardo Sánchez, me queda claro que el tema de la lucha contra los criminales es central para ellos, la institución, el gobierno federal, la Presidencia de la República. Esencial, vital.

Osorio Chong y Eduardo Sánchez defienden con pasión los factores que, aseguran, diferencian la estrategia actual de la del calderonismo. Entusiasma escucharlos cuando explican la coordinación que existe y existirá entre soldados, marinos y policías federales; entre fuerzas federales y fuerzas locales; entre la fuerza-fuerza y la inteligencia; entre el Estado y la población.

Por lo mismo, cuesta decirles que, más allá de las hipótesis y la voluntad, lo que están haciendo ahora en Michoacán es una calca de lo que se hizo en 2007, 2008, 2009… Puede cambiar el discurso, quizá el diseño del operativo sea más brillante. Pero son las fuerzas armadas y la Policía Federal al rescate de las ineptas, si no es que inexistentes, policías locales. Al rescate de un gobernador que pide ayuda con desesperación. De ciudadanos prisioneros del hampa.

Y si ocurre ya en Michoacán tendrá que ocurrir en donde sea necesario. Es una tragedia. Seis años y medio y el grueso del país sigue sin policías. No entremos al tema de ministerios públicos, jueces, readaptación, rehabilitación. Dejémoslo en policías.

Como con el presidente Calderón, démosle tiempo al nuevo gobierno. Porque lo único cierto a mediados de 2013 es que los criminales, los hijos de puta, siguen ahí. Agazapados o activos, pero ahí están.

Sin planes de irse.

Lo más leído

skeleton





skeleton