¡El riesgo de conducir!

Urge en la Ciudad de México y en general en el país, que los servicios de transporte sean dignos de los ciudadanos...

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Urge en la Ciudad de México y en general en el país, que los servicios de transporte sean dignos de los ciudadanos, tanto de los usuarios, como de quienes convivimos todos los días con ellos en las calles.

Les comento esto ya que, en días recientes tuve la oportunidad de presenciar varios incidentes que involucraron a conductores particulares con choferes de taxi, de líneas de pasajeros concesionadas y choferes de metro bus. Estos últimos cabe destacar provocaron dichos accidentes, ya sea por descuido, por negligencia, o simplemente porque ellos se sienten con el derecho de pasarse las leyes y a las demás personas por encima.

El hecho más lamentable fue el sucedido en el cruce de la Avenida Dr. Vertiz esquina con la Avenida División del Norte, esto en el sur del DF, cuando un taxista pirata, ya que no contaba con permisos, ni placas para operar, decidió que podía quedarse parado a pesar de contar con la luz verde del semáforo, posteriormente, al verse presionado por el claxon de los vehículos que estaban detrás de él,  muy molesto, bajó de su unidad y encaró a los conductores, retándoles a bajarse de los vehículos e iniciar una pelea. Después de patear algunas unidades, golpear las ventanas e insultar, frustrado se subió al taxi y emprendió la huida. Lo que me llamó la atención fue que el tipo parecía estar ebrio o intoxicado con alguna sustancia, debido a su reacción.

Varias fueron las denuncias en la cuentas de redes sociales de las instituciones encargadas de verificar y sancionar a quienes prestan servicios de transporte, que respondieron con el clásico, “ya está levantado su reporte”, eso sí, sin que hasta la fecha se sepa del seguimiento que se le ha dado a este incidente.

Este es solo un ejemplo de lo que uno puede encontrarse en la Ciudad de México, donde las calles parecieran ser propiedad exclusiva de este tipo de personajes, todos ellos tolerados por servidores públicos que están de adorno y que han permitido que proliferen mafias que operan con total impunidad.

Este no es un fenómeno exclusivo de una ciudad como la de México. En los años que residí en Cancún, me tocó presenciar cientos de casos y recibir denuncias en contra de cientos de taxistas, operadores de autobuses, de choferes de transporte de personal, que igualmente parecieran dueños de las calles y avenidas.

En cifras de la Ciudad de México, más de 25 mil taxis son piratas, todos ellos protegidos bajo las estructuras de los partidos políticos con mayor representación en el Distrito Federal.

Resulta más eficiente para los gobiernos permitir el desorden y la corrupción, que aplicar la ley. En tanto eso siga sucediendo, los ciudadanos tendremos que seguir padeciendo las incomodidades y el riesgo de toparse con los miles de transportistas piratas, en su mayoría frustrados, violentos e intoxicados, cosa que no debería suceder. ¡Que la pluma siga girando!

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