El sospechoso silencio de Raúl Plascencia y la CNDH

En el 2013 la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió tres recomendaciones dirigidas a la Sedena. Dos de ellas por cateos ilegales. Las tres por acciones del sexenio anterior.

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¿Cómo se debe elegir a un ombudsman, al presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en tiempos de violencia, despliegues militares y policiacos y guerra contra la delincuencia?

¿Quién debe tener en sus manos la designación de un hombre que, casi por definición de puesto, deberá enfrentarse a los poderes constituidos en gobierno? Y una pregunta más: ¿debe ese puesto permitir la reelección?

Vale la pena preguntarse todo esto porque en noviembre el Senado tendrá frente a sí la decisión de quién deberá liderar la CNDH para los próximos cinco años.

Pienso en Raúl Plascencia, quien hoy ocupa esa posición y podría y quiere reelegirse.

Van algunos datos.

Durante el sexenio anterior murieron 2 mil 959 personas en enfrentamientos con el Ejército mexicano. En lo que va de este sexenio —hasta julio— van 628 mexicanos muertos en similares enfrentamientos.

En todo 2013 la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió tres recomendaciones dirigidas a la Secretaría de la Defensa Nacional. Dos de ellas por cateos ilegales. Las tres por acciones del sexenio anterior. 

Solo en 2012 la comisión emitió 14 recomendaciones para la Secretaría de la Defensa Nacional.

En 2014, hasta ayer, último día de agosto, la CNDH no ha hecho una sola recomendación a la Secretaría de la Defensa Nacional. Ni una.

Pero no solo parece ser un asunto frente al Ejército, sino frente a todos los poderes. En 2011 la CNDH emitió 95 recomendaciones; 93 en 2012; 86 en 2013. Es agosto de 2014 y lleva 35. No se sabe de reducciones de personal o presupuesto que hayan afectado su desempeño. 

Si a estos números sumamos su tardanza para ir a Puebla a saber cómo murió el niño Tehuatlie Tamayo, o su silencio frente a los muertos de Tlatlaya y culminamos con la feria de elogios de hace unos días entre Plascencia y el presidente Peña, queda claro que tenemos un Presidente de la CNDH en campaña.

Parece querer molestar a los menos posibles, porque sabe contar y sabe que el PRI en el Senado —más Verde y Panal— votarán como diga el presidente Peña, y que necesita unos 20 votos más para seguirse cinco años en la posición.

Mala cosa cuando el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos anda en campaña política.

Mala cosa para los derechos humanos, por supuesto.

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