El único daño (involuntario) que provoca el Teletón

El show de cada diciembre crea una falsa ilusión. Un espejismo, una mentira. La verdad es que los mexicanos no cumplimos la meta. Es más, estamos lejos, muy lejos.

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Cada año, desde hace 17, en un fin de semana de diciembre se transmite por la mayoría de las televisoras y radiodifusoras del país el Teletón. Toda la narrativa del evento de filantropía más famoso de México se fundamenta en la idea de “cumplir una meta”. La meta es juntar un peso más que el año anterior. Y cada año se cumple. Entonces viene una avalancha de agradecimientos a los mexicanos por su generosidad y hay fiesta y baile y canto y todos se abrazan.

No es culpa de Teletón, una organización admirable, y quien lo dude que visite uno de sus muchos centros, pero el show de cada diciembre crea una falsa ilusión. Un espejismo, una mentira. La verdad es que los mexicanos no cumplimos la meta. Es más, estamos lejos, muy lejos. 

Ayer terminó la reunión anual del Centro Mexicano de la Filantropía (Cemefi), que cumple 25 años y que preside Jorge Villalobos. Como cada año, los números no mienten. Los donativos en México equivalen a 0.1% del PIB. En Estados Unidos se acerca a 2 por ciento y estamos por debajo de países de economías similares. Los donativos de individuos son 57 por ciento, mientras en países con “tercer sector” más sano llegan hasta 75%.

Tenemos pocas organizaciones de la sociedad civil y, como se vio en la propuesta original de reforma fiscal, el gobierno no entiende mucho de esas cosas, o no le interesa, que quería limitar la deducibilidad de donaciones, hace no mucho quisieron poner IETU a las OSC como si tuvieran utilidades.

Como otras cosas en el país, la filantropía empresarial está altamente concentrada. En 2010 —último año del que se tienen datos— hubo solo 58 donantes empresariales que dieron mil 371 millones de pesos. 39 de ellas están en el Distrito Federal. La más grande, Fundación Telmex, en ese mismo año tuvo ingresos por 2 mil 800 millones de pesos. 

En el índice mundial que hace la organización Civicus sobre “ambientes propicios” para el desarrollo de OSC, México ocupa el lugar 51, debajo de Ghana, Montenegro, Botsuana o El Salvador. 

Ayer en el evento de Cemefi me encontré con hombres y mujeres que construyen ciudadanía, que con su tiempo, talento y dinero hacen lo que el gobierno no hace, ni podría hacer. Por cada peso que gasta un OSC le ahorra al erario dos y medio. 

Así que una sugerencia a Fernando Landeros: este año al terminar Teletón que nadie diga que se cumplió alguna meta. De eso estamos lejísimos. 

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