¿Elecciones ejemplares?
El PRD traslada la polémica y el debate a Baja California, mientras que en Oaxaca, Sinaloa y Puebla se sirve con la cuchara grande.
El signo mediático de los comicios ha sido la violencia. Mediático porque un hecho aislado y singular, destacado por los medios se vuelve expresión o síntesis del todo. La violencia allí está, con toda y su perniciosa secuela, pero el conjunto del país vive en normalidad. Lo que ocurre en Oaxaca o Durango se vuelve noticia central, acentuado por las declaraciones de los dirigentes opositores, más con el ánimo de sacar provecho electoral que con el de justicia. Lamentablemente no es noticia la tranquilidad que se vive en Baja California, Tamaulipas o Coahuila y en amplios territorios de los estados en contienda hay normalidad. La violencia nada tiene que ver con las elecciones, pero éstas se cruzan en su camino.
También se hace presente la especulación de comunicadores, algunos muy prestigiados e influyentes que deslizan la tesis falaz e inexacta, alimentada por reflexiones en lo oscurito de funcionarios y políticos, sobre el deseo presidencial de que al PRI le vaya mal para que le vaya bien al Pacto por México. En algunos casos es candidez, en otros intento para fracturar la relación entre el presidente Peña y el coordinador de los diputados, Manlio Fabio Beltrones, el factor más importante para procesar los acuerdos en el Congreso. No hay espacio a la ingenuidad: los poderes fácticos intentan protegerse ante la legislación secundaria que deberá abordarse en el periodo extraordinario. Están en su derecho, pero lo deben hacer dando la cara.
Los dirigentes del PAN y PRD abren espacio a quienes se oponen a las reformas. Ambos tienen la presión de no mostrarse comedidos en el momento de la guerra electoral, a la vez de que el dirigente del PRI mantiene bajo perfil, quizá por su condición de presidente en turno del consejo rector del Pacto por México. Pero hay diferencias, a Madero la presión le viene desde su propia casa, desde el Senado y de aquellos que se han impuesto desde que Calderón ganó la Presidencia.
Al PRD la amenaza le viene del vecino renegado, de López Obrador y su Morena; con todo, Jesús Zambrano ha sido mucho más hábil y perspicaz que sus pares; el PAN volvió al PRD actor sin serlo, allí está Baja California, donde el PRD es una fuerza política de menos de 4% y actúa como iguales con el dirigente del partido que ha gobernado por 24 años. Es claro que no es una alianza opositora, sino un acuerdo para reproducirse en el poder, con todo lo que eso implica, incluso intentar llevar al poder a un candidato a gobernador que hace de la política recurso para la protección de sus negocios inmobiliarios y de préstamo prendario. El PRD traslada la polémica y el debate a Baja California, mientras que en Oaxaca, Sinaloa y Puebla se sirve con la cuchara grande.
Fue buena la denuncia del PAN y del PRD sobre la imparcialidad que debe haber en los comicios. También fue positivo revisar el contenido del Pacto por México para incluir temas que mejoren la calidad de las elecciones y la de los partidos. No importa que estas exigencias se enmarquen en el oportunismo electoral o la frivolidad política. Las cosas son buenas en sus propios términos, no importa el cuándo ni quién o motivo por el que se suscriben. Como quieran que sea, el gobierno federal ha acreditado la imparcialidad que no mostraron el PAN y sus presidentes o el PRD y sus jefes de Gobierno.
Lo importante para elecciones ejemplares no es lo que los políticos y los candidatos digan o hagan, sino que los ciudadanos participen en las elecciones al sufragar por el candidato de su preferencia. Las elecciones no son para los partidos y los candidatos, sino para que los ciudadanos se manifiesten y decidan. De la misma forma, lo que importa no es la violencia ni los gritos y sombrerazos, sino que los votantes concurran a votar a pesar de las amenazas o del empeño de los políticos para desacreditar el proceso electoral. Las elecciones ejemplares se miden con el histórico de la participación electoral; un avance respecto a la elección precedente es un paso en la dirección correcta.
Es predecible que en un entorno de malos perdedores la postura de los partidos se dará a la medida de los resultados y sus expectativas. El chantaje continuará y lo único razonable que queda es que las inconformidades se resuelvan en tribunales, que los partidos pasen a lo que les corresponde y que la renovación democrática de poderes locales sirva a los votantes y mejore la calidad de los gobiernos. Para los sesudos observadores del centro habrá de quedarles claro que las concertacesiones son cosa del pasado; quien gobierna se decide en las urnas, de lo que habrá de dar cuenta con rigor y oportunidad MILENIO Diario y MILENIO Tv.
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