Las elegidas

Es una película indispensable en los tiempos que vivimos, pues pone en primer plano un problema terrible, que va en aumento en el país: la trata de blancas.

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No suelo escribir de cine, aun cuando es una de las manifestaciones artísticas que más disfruto. Sin embargo, creo que Las elegidas es una película indispensable en los tiempos que vivimos, pues pone en primer plano un problema terrible, que va en aumento en el país: la trata de blancas. Las estadísticas de esta problemática se elevan y es poco lo que se hace para evitarlo.

La película cuenta la historia de una adolescente enamorada que termina trabajando como prostituta en Tijuana. Quienes tienen esta red de prostitución son una familia entera que ha diseñado una estrategia perfecta para tener a las jóvenes cautivas. Les permiten breves llamadas telefónicas con su familia para decirles que las cosas están muy bien y que pronto les enviarán dinero.

Las puertas del prostíbulo están abiertas, ellas pueden salir en cualquier momento, pero les recuerdan que sus captores tienen la dirección de sus familiares y algunas de ellas tienen a sus hijos en manos de los padrotes, quienes sólo les permiten ver a los pequeños una vez al mes. La vida es un desfile de desconocidos desnudos que hacen uso y abuso del cuerpo de estas mujeres. 

Una película cruda y dolorosa que deja un profundo vacío en quien la mira. Pienso que todas las adolescentes deberían verla, que el “amor adolescente” ha mutado -en algunos casos- a un monstruo que habrá de engullirlas. Recuerdo aquellos consejos de mamá: no bebas nada que tú no destapes, no hables con desconocidos, no confíes demasiado, en una de esas te secuestran y despiertas en un prostíbulo en Tijuana. Algo pasa que los pronósticos más oscuros parecen cumplirse, algo pasa que últimamente las mujeres, las más jóvenes, han vuelto a ser las más ingenuas y por ello las más vulnerables. Tengo amigos que desde su teatro están trabajando para hacer más visible esta problemática: Juliana Faesler y Vladimir Peña son algunos.

En el caso particular de Vladimir, tiene un programa muy completo que incluye talleres y charlas a los adolescentes. El se la pasa recorriendo los estados con su proyecto, ojalá pronto lo inviten a Mérida y pueda compartir con nuestras adolescentes.

Las estadísticas indican que el 80% de las mujeres que trabajan como prostitutas son obligadas a ello. ¿Los hombres que usan sus servicios son conscientes de ello? No se si la película ya se exhibió en Mérida, está en Netflix, en verdad la recomiendo. Es mucho lo que tenemos que hacer para proteger a nuestras adolescentes; hablarles con la verdad sobre los riesgos de estos tiempos modernos y a veces desalmados es un buen inicio.

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