Elogio de Los Chuchos
Hoy que se cumple un año del Pacto por México no hará daño reconocer que los Chuchos le aportaron con buenas artes un aire nuevo a la política mexicana tras la dura elección.
Ahí estaban los cuatro el viernes, cenando en paz, sin ocultarse y sin llamar la atención. Como viejos amigos al final de la jornada en el Bistrot Mosaico de la Condesa. Los Chuchos en toda la extensión de la palabra: Ortega, Zambrano, Navarrete, Acosta Naranjo.
Diez de la noche de la semana en que se fueron del Pacto por México. No sé si era una tertulia de rutina o una sesión de estrategia. Lo que haya sido, observándolos, observando lo frugal de la comida y la bebida, un poco de pan, algún plato al centro, una copa de vino, un vaso de whiskey, caí en la cuenta de que son el grupo en activo más duradero de la política mexicana. Y el más leal consigo mismo. ¿Quién recuerda una grieta en el cuarteto, quién escuchó a uno hablar mal del otro?
Los Chuchos cenando luego de anunciar que no permitirán que se discuta la reforma política al vapor para después aprobar la energética en un albazo. De expresar que nada está acordado hasta que no esté acordado todo.
Hoy que se cumple un año del Pacto por México, impensable sin el trabajo de estos cuatro, no hará daño reconocer que le aportaron con buenas artes un aire nuevo a la política mexicana tras la dura elección presidencial. Y que su esfuerzo por hacer posible la concordia fue sincero.
Y que se movieron con habilidad para no caer emboscados por la izquierda, lopezobradorista y también perredista, que no sabe de otra ruta que la del pleito. Y de que en cada negociación pusieron el acento en la urgencia social.
Se marcharon pasadas las once. Creo que con la satisfacción de la tarea cumplida.