En la página oficial de Prodemex (Promotora y Desarrolladora Mexicana) se describe con orgullo la historia de este consorcio surgido en 1996, “100 por ciento mexicano, empresa de clase mundial”, con ocho subsidiarias.

Es muy impresionante su portafolio de obras en estos 17 años. Sobresale la construcción de 45 hospitales Ángeles y 30 hoteles Camino Real. Hay también algunos inmuebles públicos, como el Centro de Justicia Federal, ubicado en Pachuca.

Con esa experiencia, Prodemex ganó los concursos paraedificar y dar distintos servicios en dos penales federales: Gómez Palacio, Durango, y La Ruana, Michoacán. Esta segunda obra ha sido una pesadilla.

Los reportajes de Juan Pablo Becerra-Acosta dan cuenta de cómo los Caballeros Templarios han detenido los trabajos en un par de ocasiones. Y de cómo los tienen detenidos en este momento. Los testimonios de los lugareños narran extorsiones indiscriminadas, a ingenieros y albañiles. En La Ruana se habla de ejecuciones por pagos exigidos y no entregados.

La Policía Federal vigila la, literalmente, obra negra, pero nadie está trabajando. “Tenemos un convenio de confidencialidad con el cliente”, dijo ayer el ingeniero responsable de Prodemex, Luis Dorbeker. “Estamos impedidos por convenio y por contrato para dar información. No tenemos nada que informar”.

El cliente es, desde luego, el gobierno federal, en una historia muy del México contemporáneo: criminales con el poder para frenar la construcción de una cárcel de alta seguridad.

Criminales que extorsionan afuera de lo que quizá algún día sea una cárcel.