Enrique Peña en el funeral de Hugo Chávez
La presencia del presidente Peña Nieto en las exequias de Hugo Chávez es un paso en la dirección correcta.
La ignorancia hizo jugar mal a los presidentes surgidos del PAN en política exterior. Aunque Fox tuvo destellos de independencia, México, como nunca, se alineó a los intereses y prejuicios del país vecino del norte. México no solo perdió con Cuba y Venezuela, ocurrió con todo el mundo.
EU elogiaba al sometido, sin que éste advirtiera la magnitud del error. Así ocurrió, especialmente, en la lucha contra el crimen organizado. Calderón fue el héroe del gobierno y de la prensa estadunidense y mundial. No paró el flujo de drogas, el país se volvió extremadamente más violento e inseguro, los derechos humanos fueron mermados y el Ejército sufrió un severo desgaste.
México ha perdido mucho y, como en muchos temas, requiere de enmienda. Es deseable que el nuevo canciller así lo entienda; José Antonio Meade no es el ex empleado del gobierno de Calderón, sino uno de los colaboradores más importantes del presidente Enrique Peña.
Es un cambio para bien la presencia de México con Enrique Peña en los funerales de Hugo Chávez, quien fue uno de los líderes más relevantes de América Latina, a pesar de las vicisitudes y lo discutible de su caudillismo. Venezuela es un país muy importante en sus propios términos y también por el relieve que cobró con Hugo Chávez.
Lo deseable para la región es su tránsito no accidentado a una democracia liberal. Muy pronto habrá de presentarse una situación semejante en Cuba, y México tiene mucho por aportar a esos países y a la región.
Hay temas históricos por recuperar como es la noción de soberanía nacional y el derecho a la autodeterminación de los pueblos, que algunos lo han remitido erróneamente a la verborrea de la demagogia del pasado no democrático.
México tiene un lugar destacado en la historia moderna y también un prestigio e influencia por hacer valer. Fue una lástima que el México de la democracia no haya tenido esta visión internacionalista y solidaria. Es tiempo de recuperarla.
La presencia del presidente Peña Nieto en las exequias de Hugo Chávez es un paso en la dirección correcta.